La fibra de vidrio y la resina se han convertido en fieles compañeras de un grupo de 38 pescadores artesanales que con estos ligeros materiales dan forma a una potente lancha la que luego lanzan al mar para faenar.
El patio de una vivienda la cual sirve de centro de acopio lo han convertido en taller y un mural en la pared con figuras marinas es el testigo mudo del talento de estos hombres curtidos por el sol y el salitre.
Esto sucede en la colonia Dantillo de La Ceiba, Atlántida, un sector conocido por sus hermosas playas y hogar de pescadores. El grupo de artesanos asegura que no cuentan con los recursos económicos suficientes para adquirir las lanchas, ya que son muy costosas, por eso se vieron obligados a fabricarlas.
La labor de artesanos la combinan con la pesca, cuando así se requiere hacen una pausa y dejan de lado las redes, salen del mar y desembarcan en tierra firme para poner en práctica su obra de arte la cual es apreciada y admirada por los colonos del sector.
La materia prima que utilizan estos pescadores se los facilitó la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG): Dos barriles de resina y varios rollos de fibra de vidrio son suficientes para convertirlos en una fuerte y competente embarcación que reúne todas las medidas de seguridad, según las inspecciones de los expertos en la materia.
“Estamos muy felices en hacer nuestras propias lanchas”, comentó Pedro Galindo, uno de los fabricantes de estas pequeñas embarcaciones.
“Ahora ya podré tener mi lancha, y salir a pescar mar adentro”, agregó este hombre que se gana la vida en el mar. Él tiene 30 años de dedicarse a este oficio, “reparo botes y construyo lanchas, y vivo de la pesca”, comenta Galindo, quien junto a otros 10 hombres se pusieron en una semana a construir estas lanchas.
Ahora sus faenas serán más provechosas, “pues podrán ir a pescar más lejos y regresar en menor tiempo”, aseguró Germán Hernández, presidente de la Mesa Regional de Pesca Artesanal del Paisaje Marino, organización que aglutina a 23 asociaciones de pescadores en los departamentos de Atlántida y Colón.
Con esa capacidad, estos pescadores se han ahorrado mucho, “pues solo han puesto su mano de obra, una lancha de estas, tiene un valor superior a los 35 mil lempiras”, estimó Hernández. Estas 10 lanchas beneficiarán a igual número de pescadores, “es un gran alivio, pues ahora estos compañeros tienen su propio medio para ir a pescar, y ya no dependerán de otros para hacerlo”, recalcó.
Algunos utilizan velas y remos para adentrarse al mar, “pero estamos gestionando a través de instituciones financieras públicas o privadas, para ver si nos logran financiar la compra de motores”, indicó.
Este grupo de pescadores es uno de los pocos organizados que hay en La Ceiba, el sector de Dantillo es su centro de operaciones, aquí también cuentan con un centro de acopio, donde sus mujeres son las que se encargan de procesar lo que ellos pescan.
“Aquí nosotros hemos logrado equipo para hacer filete y carne molida de pescado. Es un proyecto que nos has costado y que con ayudas de organizaciones hemos logrado salir adelante”, María Angélica Escobar, una de las responsables del centro de acopio en Dantillo.
Entre esas capacidades y aliados estratégicos, este grupo, al igual que otros en este corredor, han logrado llamar la atención del Gobierno.
“Hemos logrado gestionar estas ayudas, que son muy importantes para su fortalecimiento, y la presidente Xiomara Castro, ha escuchado sus necesidades, pues por años han estado en abandono”, expresó Ariel Montoya, diputado del departamento de Atlántida.
En todo este proceso, la Red de Comunidades Turísticas de Honduras (LERECOTURH) ha sido clave. “Hemos estado acompañando a estos grupos de pescadores y a través de la Asociación ProComunidades Turísticas de Honduras (Larecoturh), se ha logrado canalizar esta ayuda”, recalcó Marcio Rivera, director ejecutivo de esta ONG.
El gobierno, a través de la SAG, dotó de lanchas, neveras, picadoras de hielo, motores y otros equipos, a 23 organizaciones pesqueras, que priorizaron sus necesidades, los pescadores de Dantillo, optaron por los materiales para construir sus propias lanchas. La inversión estatal fue de 5 millones de lempiras.