Eran las 6.30 pm y la noche se sometía a empezar su faena. Entre periodistas, con un sentimiento de nostalgia, aparece Tony Meléndez, un caminante impregnado de mensajes de fe y esperanza.
Se sienta en la silla que adorna la mesa, entre miradas de melancolía y un gesto agradable a la vida, le dedica las primeras palabras a Dios por ser el creador de cada momento que pasa.
Entre periodistas y cámaras se somete a un fiel cuestionario, el cual incluía inquietudes personales, agradecimientos y un claro privilegio por estar con nosotros.
Empezó a contar anécdotas y, entre tertulias que ha tenido con la vida, recordó muchos de sus pasajes amenos que ha pasado sin sus manos, lo cual no ha sido un impedimento para que seduzca el atrevimiento.
Nos contó que cuando se marchó a Estados Unidos con sus padres, ese viaje le dio una luz más para percibir el verdadero significado de la vida.
Los doctores, antes de darle unos brazos artificiales, lo sometieron a varias operaciones para tratar uno de sus pies, con deformaciones congénitas, el cual le impedía caminar bien.
Anduvo con los brazos artificiales por un tiempo y decidió dejar de usarlos porque podía hacer mejor las cosas con los pies que con los brazos que los doctores le habían dado.
“Yo no tengo manos, pero siento que tengo millones de manos que me ayudan”, dijo.
En la conversación con los periodistas recordó que Juan Pablo II le dejó dos cosas: una es parte de su fama y la otra, la responsabilidad de continuar dando ese mensaje a quienes realmente lo necesitan.
Sus ojos solidarios, acompañados de un gesto emotivo, dieron el primer paso para que las lágrimas resbalaran por sus mejillas, recordando que en el mundo hay tantas cosas que erradicar, empezando por la miseria.
Entonces recordó las palabras de la madre Teresa de Calcuta: “Quizá no podamos erradicar la miseria de una vez, pero podemos empezar uno por uno”.
También pidió a quienes tengan un hijo o un familiar que padezca de un impedimento físico, no esconderlo, dejarlo vivir la realidad tal como es, de la manera como Dios lo trajo a este mundo.
Lo dijo
“Espero tener la oportunidad de conocer a mucha gente de Honduras, su entorno y sobre todo su comida”.
Invitación
Los sampedranos podrán escuchar al “Hombre de los pies de Dios”, Tony Meléndez, en dos conciertos que se realizarán hoy y mañana por la noche en el Centro Social Hondureño árabe.
Sea partícipe de una experiencia simplemente extraordinaria.
Valor de las tarjetas: 800, 600 y 300 lempiras.
Más información al teléfono: 552-2990.
Agenda
Este día
Este cantante nicaragüense firmará autógrafos de su libro hoy, a las diez de la mañana, en el hotel Holiday Inn. Las obras literarias de Tony Meléndez están disponibles en las librerías Santa Clara, Pan y Vino y Metro Nova.
Arribo
Meléndez llegó ayer a San Pedro Sula con procedencia de Estados Unidos en la línea aérea American Airlines a las 5.30 pm. “El hombre de los pies de Dios” ha viajado por más de 30 países compartiendo su música y hermoso testimonio de fe. Este nicaragüense le cantó la canción “Nunca ser igual” al papa Juan Pablo Segundo durante su visita a Los ángeles en 1987.