Frente a un paisaje desolador, donde las vacas ya están con las costillas a flor de piel y comen hasta plástico porque no hay pasto, Fausto Ramírez (de 44 años) tomó la decisión solidaria de no sembrar ni maíz, ni frijol, “porque el sistema de riego comunal no da suficiente agua para abastecer a todos los agricultores”.
Normalmente, “casi todos los años”, con las primeras lluvias de mayo, Ramírez siembra dos manzanas de maíz y frijoles que luego riega con un sistema alimentado por el caudal del río Yucanguara que este año “tiene menos agua”.
- Copeco mantiene en alerta verde a 64 municipios. Desde mediados de mayo, la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias “por posible afectación de sequía meteorológica asociada al El Niño” declaró alerta verde en 64 municipios del sur del país.
- La OMM pronostica un calentamiento global. Para el segundo semestre de 2023, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) espera que el fenómeno El Niño se instaure y cause un calentamiento global que es impulsado por el cambio climático.
“Yo decidí no sembrar esta vez para que los que comenzaron primero aprovechen el poquito de agua que nos llega por medio del sistema de riego. El nivel del río ha bajado exageradamente, a un 30%, y si todos nos ponemos al mismo tiempo a sembrar, nadie podría cosechar y saldríamos todos perjudicados”, dijo a periodistas de Diario LA PRENSA que recorrieron la zona.
En La Angostura, un caserío rural ubicado a 6 kilómetros del centro del casco urbano de Jesús de Otoro, unos cincuenta agricultores se organizaron y en los últimos años con un sistema de riego lograron cosechar los suficientes granos para alimentar a más de 500 habitantes.
Este año, del medio centenar de agricultores solo unos diez cultivaron la tierra en mayo.
En unos meses —temen— no habrá suficientes granos para abastecer a 119 hogares, tampoco dinero con el cual pudieran comprar.
“Estamos ante una situación crítica y vemos que habrá escasez de maíz y frijoles. No habrá ni para consumo, ni para vender y si no hay para vender no habrá dinero para comprar otros alimentos. Las últimas lluvias fuertes cayeron en octubre y desde entonces lo único que ha habido son altas temperaturas y sequía”, dijo Ramírez.
Para los agricultores de La Angostura y también para todos los habitantes de más de 60 municipios del corredor seco el futuro cercano estará marcado por una sequía mucho más intensa.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) advierte que las temperaturas en todo el planeta, entre 2023 y 2027 alcanzarán niveles sin precedentes (arriba de 1,5 °C) a causa del efecto invernadero y el fenómeno natural de El Niño.
Pronostican para toda Centroamérica y parte de Sudamérica un período extremadamente seco entre junio y octubre, condición que no permitirá a los agricultores de subsistencia sembrar en agosto o septiembre.
Entre estos está José Paulo Claros (de 70 años), quien vive en El Oreganal, un caserío más pobre que La Angostura y sin sistema de riego. Observa que “la situación está peor que hace algunos años, hay más calor y menos agua”.
Comúnmente, Claros siembra maíz y frijol en una parcela que le presta el patrón y los granos cosechados los almacena en su vivienda de adobe para alimentar durante el año a la familia compuesta por él, su esposa, Reina Benítez (de 68) y su nieta.
“Los que somos pobres solo hacemos una cosecha al año, dependemos de la lluvia. Yo siembro una manzana que el patrón me la presta. En la misma parcela siembro maíz y frijol. Ahorita estoy esperando que llegue agosto, pero si la canícula es fuerte, nos tocará perder”, dijo. La sequía mantiene al borde de una escasez de alimentos a los agricultores y también a pequeños ganaderos que ven enflaquecer las vacas por no haber pasto en los potreros.
“No tenemos pasto en los potreros. Nos toca comprar caña y guate para darle de comer a las vacas. Hasta ahora no se nos han muerto, pero si la sequía empeora podríamos tener problemas”, dijo Fausto Amaya.