Cada vez es más difícil llegar a Estados Unidos de forma ilegal, porque además de los peligros por delincuencia que hay en la ruta migratoria, los indocumentados también van a encontrarse con algunos obstáculos naturales y otros construidos por las autoridades estatales para impedir que continúen avanzando, así lo evidenció LA PRENSA, luego de un recorrido por la frontera.
El tenebroso río Bravo, cuyas aguas han arrastrado a miles de migrantes, es apenas uno de los muchos desafíos que se deben superar para poner los pies en tierras estadounidenses sin que la Patrulla Fronteriza se dé cuenta.
Decenas de efectivos de la Guardia Nacional, al igual que agentes del Departamento de Seguridad Pública patrullan día y noche las orillas del río, montados en camionetas, tanques, helicópteros y lanchas.
Toda esta seguridad no ha impedido que decenas -incluso cientos- de migrantes crucen el río Bravo (Grande, en México) cada día y se entreguen a las autoridades migratorias, pero sí lo ha hecho más complicado y arriesgado.
Cuando llueve, cruzar nadando o en una canoa es una tarea todavía más complicada y las posibilidades de fallecer aumentan. Por si fuese poco, en las aguas hay una línea boyas que frenan a los migrantes y algunos mueren ahogados ahí mismo, como ocurrió con un hondureño a inicios de agosto de 2023.
El río Bravo también tiene un cerco alambres, el cual hiere a los indocumentados. Los propios agentes estatales denunciaron en unos correos filtrados a medios estadounidenses a mediados de año que se han encontrado a migrantes con profundos cortes en la piel por la concertina, además de cadáveres en el río junto a áreas donde no hay alambre.
El último gran peligro
Pero si alguien consigue cruzar el río, todavía habrá dos obstáculos más que deberá superar para, al fin, llegar a Estados Unidos: otra serpentina y el gran muro que mide hasta 30 pies de altura, a escasos metros uno del otro.
Andrés García, agente de la Patrulla Fronteriza, contó a LA PRENSA que “el muro es bastante fuerte e imponente, no es algo que puede construirse de forma continua, a veces debido a condiciones climatológicas, por tal razón justo ahora la obra está en pausa, pero podemos ver que tiene una base de concreto lisa y pilares de metal”.
García también hizo énfasis en cuán desmoralizante puede ser para un indocumentado llegar frente al muro, “porque no está a orilla del río, sino a tres kilómetros de distancia, entonces, aparte de nadar y luego caminar por gran trayecto, llegan aquí y ven esta estructura”.
“Para este punto, los migrantes están deshidratados o desnutridos. Hay casos de personas que se cayeron al intentar escalar, hiriéndose de gravedad. A veces los coyotes dejan a los migrantes en la orilla del río y en otras ocasiones los acompañan hasta acá”, agregó.