Se revive una vez más la crisis por un lote de armas entregadas en depósito a las Fuerzas Armadas hace 22 años.
Las armas fueron reubicadas en una bodega del cuartel militar de Naco, Cortés, en 2002 donde han permanecido hasta este momento. La intriga tiene ingredientes de sangre, corrupción, una denuncia interpuesta hace 10 años y un personaje del que no se sabe más que su nombre: Mario Delamico, un cubano con amistades en altos círculos militares de Honduras, acusado de ser traficante y hasta terrorista.
Alfredo Landaverde fue el que hizo la denuncia hace diez años de la existencia de esas armas cuando era representante de la junta interventora de la Policía Nacional.
Landaverde dijo que 'aún no sabe por qué su denuncia no fue escuchada, lo deben saber las altas autoridades porque no tiene otra explicación.
'Esas armas están ligadas a cuestiones políticas de los años 80 e imagino que las personas o intereses que anduvieron en ese juego, tienen influencia y no encuentran cómo desligarse del asunto, al grado tal que se ha hecho un gran juicio', expresó.
'Esas armas no deben ser trasladadas a ningún lugar, mi opinión es que deben ser destruidas ahí mismo'.
Sobre la desaparición de un número de armas del depósito, el ex miembro de la junta interventora expresó que 'usted sabe dónde van a parar las armas que se roban tanto de instituciones de seguridad como de otras del Estado, pienso que el Congreso debe ponerle mano a eso porque ese lío a nivel internacional nos va a llevar de encuentro'.
Es responsabilidad de los que permitieron que se almacenaran esas armas en el cuartel de Naco, porque permitieron eso metidos en la política de la guerra fría entre Estados Unidos, Rusia, Cuba y la contra y todos esos líos de los años 80.
'Esas armas han salido también con permiso de autoridades, hubo denuncias que desde países de éste y otro continente, habían llevado armas a ese lugar -Naco-, el ejército lo permitió por la falta de visión de ellos en ese tiempo, todo lo que se hace en el pasado en el futuro se paga, desgraciadamente es el país el que está metido en este lío.
Honduras lo más pronto debería destruir esas armas, es feo traficar con algo que vino ilegítimanente', indicó Landaverde.
El fogonazo que reavivó el caso se dio con el atentado sufrido por la abogada Judith Alemán el pasado viernes, ella reclama la cantidad de 23 millones de lempiras en honorarios por representar a la compañía de Delamico, Longlac Enterprises. Como no le pagaban sus honorarios, Alemán embargó las armas, luego de que una jueza decidiera que el arsenal podía salir del país'.
Caso reabierto
Según Landaverde
'Todo eso no debiera de existir ya, los desaparecidos debieron aparecer y las armas ésas, deben de ser destruidas porque son de un pasado que no queremos volver a vivir'.
Según Judith Alemán
'Hay un interés en que las armas estén almacenadas ahí, en Naco. Ha habido noticias de que en Honduras están traficando con armas, ¿de dónde más puede ser? De ahí, así de sencillo'.