20/12/2025
09:48 PM

Escarban los ríos para hallar oro

Con las piernas sumergidas en el agua y forzando los brazos, pasan horas escarbando cantidades de arena con la esperanza de encontrar oro.

Con las piernas sumergidas en el agua y forzando los brazos, hombres, mujeres, jóvenes y viejos, pasan horas escarbando cantidades de arena con la esperanza de encontrar el metal más preciado: oro.

En Nueva Frontera, el viejo oficio es 'orear', pero no es el más fácil. Para aprenderlo se requiere de talento y sobre todo mucha, pero mucha paciencia.

Decenas de personas se dedican a esta actividad ante la falta de empleo; y la bendición de contar con quebradas para encontrar a diario unos cuantos gramos de este metal y obtener el dinero suficiente para sobrevivir es bienvenida.

En la comunidad de El Oro es común encontrar a señoras de avanzada edad sacando fuerzas de la necesidad y sumergiendo en lo profundo de la arena las palas para llenar grandes trastos con piedra, tierra y agua para que al final de moverlo con sutilidad, lograr descubrir unos microscópicos pedacitos del valioso metal.

El objetivo es juntarlos en gramos para venderlo a compradores que hay en la zona y que paguen el esfuerzo derramado en sudor.

Esfuerzo

Eran pasadas las doce del mediodía y los rayos del sol sobre la quebrada El Oro eran intensos.

Doña Margarita Carranza, 74 años, sacaba una y otra vez arena. Sus brazos ya tiemblan, pero aún tiene un poco de fuerza, ya le cuesta ver y muchas veces trabaja en vano.

'Tengo 25 años de dedicarme a orear. Antes lo hacía junto a mi esposo pero pasar metido en el agua lo enfermó y ahora está en cama. Yo casi ya no veo, lo que hago es dejar sólo la arena y en mi casa buscan a ver si saqué algo. No siempre se encuentra, se necesita suerte', dijo doña Margarita.

El ama de casa dice que de este oficio ha sobrevivido y ha logrado llevar que comer a casa.

'A veces saco un gramo o dos a la semana y por cada uno me dan 350 lempiras', contó.

La mayoría de los oreadores son adultos. 'A los niños les llama poco la atención. Como van a la escuela no se dedican a estar buscando, sino a jugar', dijo doña Margarita.

El oreador más famoso

José Lorenzo Mejía, conocido por todos como Chepe, es el oreador más famoso de la aldea. A sus más de 40 años se pierde en las quebradas en busca del metal. Él se va a lo más alto donde casi nadie llega y por eso quizá tiene más suerte.

'Yo aprendí esto solo. Por años trabajé en la mina que operó en la zona. También hago milpas y frijolares, pero siempre en las mañanas me vengo a la quebrada a probar suerte', dijo.

Chepe dice que en esas tierras hay oro, pero que es prohibido excavarlas. En la quebrada, señala, hay que saber dónde buscarlo. 'El oro está donde hay muchas piedras y también donde la tierra se ve colorada. En todo esto ha de haber mucho, pero desde que la mina se fue prohibieron excavar'.

Hace unos 20 años, unos mineros excavaron en la comunidad, por eso hay varias cuevas en los cerros del pueblo.

La opción

En época de verano este oficio se vuelve más común entre los pobladores de El Oro. 'Como estamos en corte de café muchas personas no están oreando', dijo Chepe.

Los vecinos relataron que hace unas semanas, recién pasadas las lluvias, la quebrada arrastró mucha arena y para evitar que se desbordara, el Gobierno mandó a excavar y a subir el bordo. 'Era un montón de personas las que estaban oreando y encontraban hasta cinco gramos de oro', reveló Chepe.

El oro, en estas tierras olvidadas es la salvación de muchas familias.