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El sedentarismo en los niños incrementa los riesgos de sufrir cáncer

  • 28 junio 2015 /

San Pedro Sula, Honduras.

Las cifras de niños que padecen algún tipo de cáncer se incrementan cada año, al grado que se ha convertido en una situación alarmante para el sistema de salud en Honduras.

En el país se calcula que la cantidad de pacientitos afectados asciende a 500, pues solo en la zona norte se registran 205 casos nuevos por año. En Tegucigalpa, la misma cantidad.

Roxana Martínez, oncóloga del hospital Mario Rivas, lamenta que aunque los hondureños sepan del alto grado de incidencia, no se cuiden, ni hagan lo mínimo por prevenir la enfermedad. “Es preocupante porque se habla de un niño o dos al día diagnosticados con cáncer; pero no hacemos nada por prevenir. No cambiamos la forma de vivir y hay poco pronóstico temprano. Solo el 30% de los casos es detectado a tiempo”.

La experta añade que se tiene que considerar que el cáncer ahora es más agresivo.

“Esto significa que la gente tiene poco tiempo de sintomatología y se debe a tanto tóxico que se está consumiendo. Con eso aceleramos la enfermedad”.

Hay que ser más activos

Los estudios revelan también que el sedentarismo es tan dañino como fumar. “El sedentarismo es el nuevo tabaco. Cada vez vemos personas menos activas, incluso los niños, y eso los lleva a la obesidad porque pasan sentados todo el día con los aparatos electrónicos y la televisión. Las personas que tienen el hábito de permanecer sentadas durante tres horas o más tienen el mismo riesgo para la salud que fumar cigarrillos, debido a que tienen altas probabilidades de padecer hipertensión, diabetes, obesidad y muy probablemente cáncer”, advierte la oncóloga.

La leucemia linfoblástica es el cáncer más común en los infantes. Un importante número de casos se relaciona con menores que son hijos de padres fumadores.

“Ser fumador es un factor de riesgo para que los hijos adquieran cáncer, incluso del cáncer que se ve en el adulto casi la mitad está relacionado con el uso del tabaco, entre ellos el de lengua, faringe, esófago, pulmón y vejiga”, explica Martínez.

El hecho de tener un padre enfermo y el ausentismo por muerte de este representa además un impacto negativo en los menores. A Margarita Ortega, madre de un niña con cáncer, le resulta difícil asimilar la culpa de no haber puesto en práctica los consejos para cuidar a su hija.

“Nunca me imaginé que dejar al papá fumar cerca de ella o darle comida chatarra iba a incrementar su riesgo de tener cáncer”, concluye.