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Descalzo a Alaska

  • 02 octubre 2010 /

El colombiano Henry Sánchez va trotando descalzo por las carreteras de América pidiendo la salvación del planeta.

Henry Sánchez tiene todavía en la planta de su pie derecho una de las cicatrices que lo ha alejado el atletismo. Una línea larga y rojiza que atraviesa esa parte del pie endurecida como un cuero es su compañera inseparable de entrenamiento.

La marca está ahí desde unos 13 años. Entonces, este ingeniero industrial, atleta descalzo y profesor de cálculo, competía en una marathón en Ecuador cuando el orgullo lo traicionó.

“Siempre que se me entierra algo en los pies, me detengo para sacármelo, pero esa vez no quería que me aventajara mi rival, seguí corriendo y el pedazo de vidrio se me clavó más”, cuenta Sánchez, quien posteriormente tuvo que someterse a una cirugía para que le extrajeran el fragmento.

Ahora con la piel cada vez más resistente, este atleta de 38 años atraviesa el territorio hondureño cumpliendo el propósito de llegar descalzo hasta Alaska después de haber salido hace dos años y cuatro meses de la Patagonia, Argentina.

Va trotando descalzo, con el propósito de unir al mundo en torno a una causa: preservar el medio ambiente deteriorado por los destrozos que el hombre ha hecho a la naturaleza, explica.

Las calles de Tegucigalpa fueron testigos de la persistencia atlética del colombiano, quien ahora se encuentra en San Pedro Sula enarbolando su slogan: corre por tu planeta… siembra y adopta un árbol.

Como parte de su campaña encabezará una marathón el próximo ocho de octubre que saldrá del parque central con dirección al parque lineal Guadalupe y luego al lado del río Bermejo, donde junto con estudiantes realizará la siembra de unos tres mil arbolitos.

Aunque la modalidad de su campaña es trotar descalzo, las personas que quieran acompañarlo pueden hacerlo hasta en bicicleta si así gustan, según dijo.

“Trotar descalzo es una forma de demostrar mi amor por la naturaleza, pero no se lo aconsejo a nadie por las consecuencia que esto puede tener”, manifestó.

Indicó que las personas que se sientan atraídas por su causa pueden adoptar uno o más arbolitos de los que serán sembrados el viernes, para cuidarlo como a un hijo.

Este hombre está convencido de lograr la hazaña de llegar hasta Alaska, gracias a la necesidad que siente de correr desde los ocho años. “A temprana edad, en un ambiente muy religioso, cuando fui monaguillo, cada semana veía partir a muchos creyentes al Santuario de Las Lajas para rendirle homenaje a la Virgen. Quise hacer mi propia ofrenda y corrí descalzo los ocho kilómetros que separan a Ipiales de las Lajas”, afirma.

Desde aquél instante su vida cambió. “Al llegar al altar me santigué e hice la genuflexión de rigor. Sentí que tenía una fuerza especial en las piernas”, añade Sánchez, quien abandonó su cátedra en la Universidad de los Libertadores de Santafé de Bogotá para correr por la salvación del planeta.