La presidenta de Filipinas, Gloria Arroyo, declaró ayer el “estado de catástrofe nacional” después de que un alud de barro provocado por un ciclón causara más de 800 muertos y desaparecidos, aunque los servicios de rescate temen que el balance final supere el millar de víctimas.
Al menos 406 personas murieron y 398 están desaparecidas por el alud de barro provocado tras el paso la madrugada del viernes del ciclón Durian, explicó el presidente de la Cruz Roja, Richard Gordon, quien advirtió que el balance podría aumentar y superar el millar de víctimas.
“Hemos recuperado muchos cadáveres y el número de desaparecidos ha aumentado. Creo que el número de fallecidos podría superar las mil personas.
Pero el balance final puede que nunca se conozca”, comentó Gordon.
Fosa común
“Es importante que recuperemos cuantos cadáveres podamos, pero en algún momento tenemos que cerrar y declarar como fosa común esta área”, afirmó en entrevistas radiofónicas. Una avalancha de barro se desprendió de las laderas del volcán Mayon, situado a unos 350 km al sudeste de Manila, tras el paso del tifón.
Las lluvias provocadas por el paso del tifón “Durian”, mezcladas con los restos volcánicos del Mayon, causaron el torrente mortal de lodo.
Este nuevo tifón tuvo lugar cuando en el archipiélago filipino se recupera todavía del paso del tifón Cimarón, que causó 38 muertos y desaparecidos en octubre. Japón, Canadá y España se han solidarizado con la tragedia.