Los restos mortales de Said Lobo Bonilla, hijo del expresidente Porfirio Lobo (2010-2014) y la exprimera dama Rosa Elena Bonilla, fueron llevado al cementerio de El Chimbo después de la misa de cuerpo presente en la Iglesia Medalla Milagrosa.
El cuerpo de Said, de 23 años, fue presentado en la iglesia donde se realizó una misa para pedir que sea recibido en la Gloria de Dios.
En la ceremonia asistió su madre Rosa Elena de Lobo, quien recibió un permiso en la cárcel de mujeres para despedir a su hijo, asesinado junto a otros tres hombres más después de salir de una discoteca en Tegucigalpa.
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El cuerpo de Said, de 23 años, primeramente fue velado a la funeraria San Miguel Arcángel después fue llevado a la iglesia en una caravana de vehículos donde se transportaban sus familiares y amigos.
En la entrada permanecía un resguardo policial que no permitió el ingreso de los medios de comunicación ya que Rosa Elena pidió se le respete por el dolor que atraviesan.
A la iglesia ha llegado a solidarizarse con el expresidente Lobo y la exprimera dama Rosa Elena amigos como Miguel Rodrigo Pastor, el excandidato a alcalde David Chávez, el periodista Nahún Valladares, Rigoberto Chang Castillo, Jorge Zelaya y Mauricio Mora, entre otros.
Anoche al velorio se hizo presente la presidenta de Honduras, Xiomara Castro junto al asesor presidencial Manuel Zelaya y Héctor Zelaya. Además de políticos, dirigentes del Partido Nacional y personalidades del país.
En la operación relámpago fueron asesinados Luis Zelaya, pariente de Romeo Vásquez Velásquez, Salomón Vásquez, y Norlan Rivera, conductor y guardaespaldas de Lobo Bonilla.
El ataque armado se registró hacia las 02.00 hora local (08.00 GMT) en la salida del aparcamiento del edificio Torre Morazán, a orillas de un bulevar de la capital hondureña.
Las dos camionetas en que iban los cuatro hombres, todos amigos, quedaron en la salida del aparcamiento del edificio.
El crimen ha conmocionado a la sociedad hondureña, que nuevamente ha exigido el cese de la violencia que se cobra la vida de entre diez y trece personas al día, según fuentes policiales y organismos de derechos humanos.
