Una protesta de movimientos sociales en Brasilia se sumó hoy a las masivas manifestaciones ocurridas por las alzas del transporte en Sao Paulo y Río de Janeiro, que han generado un clima de tensión antes de la Copa Confederaciones de fútbol.
En el caso de Brasilia, la manifestación fue precisamente contra el torneo promovido por la FIFA y, a pesar de las extremas medidas de seguridad que existen en la ciudad, ocurrió frente al estadio en el que este sábado Brasil y Japón disputarán el partido inaugural.
La protesta fue convocada por movimientos sociales que reclamaron por el elevado gasto público para el torneo y las expropiaciones que han supuesto en varias de las seis ciudades sedes.
En Brasil, según denunció hoy el Movimiento Sin Techo, uno de los organizadores de la protesta, unas 50.000 personas viven en la calle y 'no reciben ninguna atención de un Gobierno que gasta millones en un campeonato de fútbol'.
La protesta coincidió con la divulgación de un comunicado de la relatora de la ONU sobre el Derecho a la Vivienda, Raquel Rolnik, quien afirmó que 'experiencias pasadas demuestran que los grandes eventos deportivos resultan muchas veces en desalojos forzados'.
La policía no pudo prevenir la protesta pese a que desde hoy opera a plenitud un centro de seguridad inaugurado este jueves por la presidenta Dilma Rousseff, que recibe imágenes en tiempo real de cámaras instaladas en los alrededores del estadio de Brasilia y en helicópteros que sobrevuelan la zona en forma permanente.
El ministro de Deportes, Aldo Rebelo, descartó que la ola de protestas que vive el país pueda afectar el desarrollo de la Copa Confederaciones.
En el caso de Brasilia, la manifestación fue precisamente contra el torneo promovido por la FIFA y, a pesar de las extremas medidas de seguridad que existen en la ciudad, ocurrió frente al estadio en el que este sábado Brasil y Japón disputarán el partido inaugural.
La protesta fue convocada por movimientos sociales que reclamaron por el elevado gasto público para el torneo y las expropiaciones que han supuesto en varias de las seis ciudades sedes.
En Brasil, según denunció hoy el Movimiento Sin Techo, uno de los organizadores de la protesta, unas 50.000 personas viven en la calle y 'no reciben ninguna atención de un Gobierno que gasta millones en un campeonato de fútbol'.
La protesta coincidió con la divulgación de un comunicado de la relatora de la ONU sobre el Derecho a la Vivienda, Raquel Rolnik, quien afirmó que 'experiencias pasadas demuestran que los grandes eventos deportivos resultan muchas veces en desalojos forzados'.
La policía no pudo prevenir la protesta pese a que desde hoy opera a plenitud un centro de seguridad inaugurado este jueves por la presidenta Dilma Rousseff, que recibe imágenes en tiempo real de cámaras instaladas en los alrededores del estadio de Brasilia y en helicópteros que sobrevuelan la zona en forma permanente.
El ministro de Deportes, Aldo Rebelo, descartó que la ola de protestas que vive el país pueda afectar el desarrollo de la Copa Confederaciones.