En la cuna número siete de la sala de observaciones pediátricas encontramos al niño Elmer Vásquez. Su caso nos conmovió. El pequeño originario de San Manuel, Lempira, llegó al hospital Juan Manuel Gálvez el pasado viernes 16 de mayo. Su madre hizo esfuerzos y por fin logró trasladarlo para que se le diera al infante la atención médica que necesita.
Su estado de desnutrición avanzada más la insuficiencia renal y la neumonía que presenta el pequeño son de pronósticos reservados, pero en estos cuatro días el pequeño Elmer lucha por sobrevivir y por lo menos ahora llora y mueve sus manos. Para los médicos y enfermeras que lo atienden, éstos son un buenos síntomas.
Historia
Elmer es el hijo único del matrimonio Vásquez Martínez. Desde su nacimiento, el niño presentó problemas de insuficiencia renal, por lo cual desde la edad de dos años fue tratado en el hospital Juan Manuel Gálvez, donde se le indicó que por su condición debía ser llevado a Tegucigalpa para continuar con su tratamiento.
Esto no fue posible y el pequeño quedó a su suerte en su comunidad. La falta de recursos económicos de sus padres imposibilitaba que Elmer lograra recibir un tratamiento adecuado.
Así han transcurrido cuatro años y por milagro el niño ha logrado sobrevivir, pero en condiciones precarias. Su estado de salud empeoraba cada día y aunque tenía seis años, su apariencia física era la de un niño de meses de nacido.
La insuficiencia renal o fallo renal es la condición en la cual los riñones dejan de funcionar correctamente.
Desnutrición severa
La mala alimentación que el pequeño ha recibido le ha provocado una desnutrición severa de grado tres, conocida como marasmo. Su decaimiento aumentó cada día, hasta que sus padres decidieron llevarlo al hospital en Gracias, Lempira, para que recibiera atención médica.
Ingresó el pasado viernes 16 de mayo. Médicos y enfermeras han volcado sus atenciones en el pequeño para lograr su recuperación.
'Es un caso delicado de pronósticos reservados. Estamos haciendo lo que podemos; en estos cuatro días ya muestra actividad. Esperamos que se recupere para estabilizarlo y remitirlo al hospital Mario Catarino Rivas', manifestó la pediatra Yadira Cárcamo.
Marasmo es un tipo de malnutrición energética y proteínica severa acompañada de flaqueza exagerada.
Un niño con marasmo aparece escuálido y su peso corporal puede reducirse hasta menos del 80% de su peso normal para su altura.
Elmer ha llamado la atención en la sala de observaciones. Su madre María Mercedes Martínez permanece a su lado y mientras llora le pide a Dios que salve a su niño.
'Es mi único hijo. Dios me lo tiene que salvar. Es una situación difícil; quisiera darle lo que necesita, pero el dinero a veces lo dificulta todo', relató.
El padre de Elmer es un agricultor que con lo poco que gana hace esfuerzos por sostener a su familia. El pequeño no se mueve.
Apenas abre sus ojos cuando escucha el murmullo de la gente que llega a la sala. Su caso conmueve y hace que muchos hondureños busquen solidaridarse con él.
Ayuda
Elmer necesita la bondad de los hondureños. Para su recuperación, se ocupa leche F100, pañales y ropa que se pueden hacer llegar a Diario La Prensa o a la sala de observaciones pediátricas del hospital Juan Manuel Gálvez.
Lo dijo
'El estado de Elmer es delicado. Estamos esperando que evolucione para trasladarlo al hospital Mario Catarino Rivas'.
Yadira Cárcamo
Pediatra