23/04/2024
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Terminan seis décadas de terror en el Centro Penal

  • 13 octubre 2017 /

La operación Arpía hizo ayer su último traslado de 941 privados de libertad.

San Pedro Sula, Honduras.

En silencio total quedó ayer lo que fue el Centro Penal de San Pedro Sula luego del traslado de los últimos 941 reos a otras cárceles, dejando en el olvido las historias de terror vividas durante seis décadas.

La operación Arpía planificada para desalojar la penitenciaría de San Pedro Sula culminó como estaba previsto antes del 15 octubre, fecha que dio el presidente de la república Juan Orlando Hernández para el cierre del reclusorio.

Este fue el último de los traslados que iniciaron desde marzo pasado cuando fueron llevados a otras cárceles 755 pandilleros que desde ese penal ordenaban asesinatos, extorsiones y robo de vehículos, entre otros delitos.

En esa parte de la operación, las autoridades hicieron hincapié en la seguridad por la peligrosidad de los trasladados el 17 de marzo de 2017. Un gran despliegue policial y militar que incluyó helicópeteros y francotiradores sorprendió a los habitantes del barrio Cabañas.

Los pandilleros de la 18 tuvieron que ser sacados por un hueco hecho en una de las paredes laterales del presidio y los de la MS13 por el portón principal.

En los camiones militares a los reos considerados de alta peligrosidad les colocaron aros de presión en manos y pies.

Los 755 reos fueron llevados a las cárceles de máxima seguridad El Pozo y La Tolva, en las cuales por varios meses no tuvieron contacto con familiares ni allegados.

Foto: La Prensa

Momentos en el que los uniformados realizaban traslados.

Elementos militares con armas de largo alcance y poder resguardaron las carreteras por las que pasarían los camiones con los presos.

Los módulos que eran ocupados exclusivamente por los mareros quedaron vacíos, y con ello en la ciudad de San Pedro Sula y municipios eledaños disminuyeron los asesinatos y extorsiones.

Equipos de militares revisaron los recintos que ocuparon los antisociales y encontraron al menos tres millones de lempiras y gran cantidad de armas de alto poder escondidas en las paredes y enterradas en el piso.

Para encontrar el dinero y las armas derribaron paredes y cavaron en los pisos por varias semanas hasta descartar que ya no había más escondites. El dinero se supone que era producto de las extorsiones, y las armas para ejecutar fugas masivas.

El proceso continuó en mayo con el traslado de mujeres que pertenecen a esas organizaciones criminales al Centro de Adaptación Femenino (Cefas).

El 18 de septiembre se produjo la evacuación de otros 511 reos del presidio de San Pedro Sula.

En operaciones seguidas trasladaron al resto de la población penitenciaria que quedaba y que era considerada de mínima peligrosidad. Estos reclusos fueron llevados a las cárceles de El Porvenir, Támara y El Progreso.

De los 941 reclusos que ayer fueron trasladados, 380 están ahora en la Penitenciaría Nacional de Támara, 82 en el penal de El Progreso y 479 en la cárcel de El Porvenir, Francisco Morazán.

Entre esos reos están tres colombianos, dos guatemaltecos, un chino y un salvadoreño.

Familiares.

Los buses custodiados por miembros de la Policía Militar y la Policía Nacional comenzaron a salir a las 5:45 am con rumbo a El Porvenir, culminando los traslados a las 9:40 am con los que iban para El Progreso.

Los familiares de los reclusos, como en todos los días de la operación de traslado, se apostaron en el área por donde salían los buses con la esperanza de despedirse de sus parientes.

Algunas de las madres y esposas lloraban porque decían que se les hacía más difícil viajar a cárceles como El Por venir y Támara por el gasto que implica el viaje.

Indicaron que para tramitar el permiso de visita deberán gastar mucho dinero porque muchas de las compañeras de hogar no están casadas con los presos. En su mayoría, las mujeres no están casadas, por lo que tienen que pagar 1,500 lempiras por una auténtica de un abogado en la que dé fe de su unión libre con el recluso.

Después de sus quejas, los parientes, de forma pacífica, despejaron los alrededores mientras equipos del Cuerpo de Bomberos comenzaban a limpiar la zona.

Ayer, en el interior del presidio solo quedaron nueve reos que tuvieron audiencias en los juzgados, pero ya fueron reubicados en otras cárceles.

Dentro del recinto solo se podían observar algunos policías penitenciarios, así como pedazos de madera y sillas tiradas, al igual que basura que daban una sensación de abandono.

Foto: La Prensa

Momento del traslado de los últimos reos.

Trabajo cuidadoso.

El presidente Juan Orlando Hernández indicó que el traslado de ayer fue el más grande de la operación Arpía, pues fueron 941 reos movilizados simultáneamente.

“Es una enorme logística, una planificación al milímetro y una ejecución muy cuidadosa”, explicó.

Hernández anunció que el domingo las fuerzas vivas de San Pedro Sula “están invitando a un evento para que la ciudadanía pueda participar y opinar sobre qué vamos a construir allí”.

Una comisión analiza desde hace unas semanas qué tipo de obras merecen los sampedranos para tratar de borrar varias décadas de malos recuerdos, de masacres, enfrentamientos, corrupción y de la planificación de los crímenes más atroces, por lo que los reos recibieron dinero.