Tegucigalpa, Honduras
El cardenal Óscar Andrés Rodríguez, en su homilía dominical, destacó que si Honduras quiere cambiar y progresar, “tenemos que cultivar a las familias como Dios manda”.
El arzobispo invocó en su mensaje la importancia que tiene la familia en la vida de las personas y en el desarrollo y el progreso de la sociedad y del Estado.
La Iglesia celebró el último domingo del año la Fiesta de la Sagrada Familia, compuesta por Jesús, María y José, por lo que el líder religioso invitó a no mirar el sacramento del matrimonio simplemente como una ceremonia, sino como un Cristo Resucitado.
Asimismo, a mirar a José y María como educadores de Jesús en el amor y la libertad. “Jesús creció y aprendió a caminar por la vida en el seno de una familia con el amor de sus padres”, dijo.
“Jóvenes que toman caminos equivocados en maras o en drogas o en cualquier otro problema, muchas veces ellos crecieron sin familias y en la calle no se puede aprender a amar y servir”, cuestionó.
Rodríguez lamentó que “cuando Dios falta en una familia, la familia no puede mantenerse unida”.
Manifestó que el plan de Dios es “una familia unida para poder vivir, crecer y madurar felices, Dios no quiere familias desintegradas”.
El cardenal argumentó que el problema social del país radica en que muchos han crecido en la calle, adonde no se puede aprender a amar y servir. “La familia no puede ser un desierto, debe ser un jardín en el que se cultiven las virtudes y se pueda crecer en el amor”. La familia es el proyecto más importante en la vida de toda persona, sostuvo.