El presidente estadounidense George W. Bush nominó formalmente al ex juez federal Michael Mukasey como secretario de Justicia este lunes, en reemplazo de Alberto Gonzales, y urgió al Senado a confirmarlo en el cargo rápidamente.
'El fiscal general tiene un papel especialmente importante que jugar en estos tiempos de guerra y cuando enfrentamos cambios. Y enfrentamos diariamente el desafío de proteger a nuestro pueblo de enemigos mortales, mientras al mismo tiempo protegemos nuestra libertad', dijo Bush en los jardines de la Casa Blanca.
El Senado estadounidense debe aprobar ahora la designación de Mukasey, de 66 años, experto en seguridad nacional, para ocupar el cargo de secretario de Justicia (Fiscal General) en reemplazo de Gonzales, que renunció a fines de agosto.
'El juez Mukasey tiene una vasta experiencia legal y judicial, y una increíble reputación por su equilibrio, inteligencia y dedicación al servicio público', había precisado un alto funcionario estadounidense este lunes.
Bush 'está seguro de que los estadounidenses estarán orgullosos de tener un abogado tan altamente calificado y con esa trayectoria, ex fiscal federal y ex juez federal con una vasta experiencia en casos de seguridad nacional', dijo el funcionario.
Si el Senado lo confirma en el puesto, Mukasey tendrá la misión de revertir la reputación de un ministerio que en los últimos tiempos fue blanco de escándalos y recibió una ola de críticas. Según varios expertos, la selección de Bush muestra que no desea enfrentarse al Senado, dominado por los demócratas, en un periodo de fuertes tensiones exacerbadas por la guerra en Irak y una campaña electoral para los comicios presidenciales de 2008.
Mukasey sirvió durante 19 años --tras ser propuesto por el presidente Ronald Reagan en 1987-- como juez federal en Nueva York antes de regresar al sector privado en 2006. Presidió importantes procesos judiciales relacionados a terrorismo en Estados Unidos. Por ejemplo, fue el juez a cargo del caso de Omar Abdel Rahman, condenado a cadena perpetua por haber estado involucrado en un plan para atentar contra importantes edificios de Nueva York.
Alberto Gonzales, el hispano que ha llegado más alto en un gobierno estadounidense, anunció a fines de agosto que renunciaba a su cargo, tras varios meses de escándalo por la destitución de fiscales federales presuntamente por razones políticas.
El escándalo estuvo centrado en la destitución el año pasado de ocho fiscales, algunos encargados de investigaciones muy delicadas para el gobierno, una medida legal pero contraria a la tradición estadounidense.
La partida de Gonzales fue para Bush una más en una verdadera sangría de cercanos colaboradores que sufre su gobierno, en medio del descontento de los estadounidenses por la guerra en Irak.
Gonzales --uno de los asesores más cercanos a Bush desde sus años de gobernador de Texas (sur)-- era además desde hace tiempo blanco de críticas de asociaciones de defensa de las libertades civiles y de numerosos legisladores demócratas. Estos lo consideran uno de los principales responsables de los excesos de la política antiterrorista estadounidense durante la administración Bush.