El presidente George W. Bush aseguró ayer que Estados Unidos no practica la tortura, frente a una nueva polémica por los medios empleados por su gobierno para luchar contra el terrorismo.
'Este gobierno no tortura gente. Nos apegamos a la ley estadounidense y a nuestras obligaciones internacionales', dijo Bush.
El presidente respondió así a un informe del New York Times que dijo que desde 2005 un documento del Departamento de Justicia estadounidense autorizaba y justificaba el uso de violencia y técnicas rudas en los interrogatorios de los sospechosos capturados en la 'guerra contra el terrorismo'. Bush defendió nuevamente, sin embargo, los métodos de su gobierno y un programa secreto y muy controvertido de detención e interrogatorios de los sospechosos de terrorismo. El gobierno 'puso en marcha este programa por una buena razón: mejor proteger a los estadounidenses, y cuando encontramos a alguien que podría tener informaciones sobre un potencial ataque contra Estados Unidos, no nos incomoda mantenerlo detenido ni interrogarlo', dijo.
Evidencia
Los testimonios de las víctimas concuerdan, los reveladores documentos salen uno tras otro a la luz, pero el presidente George W. Bush insiste: la tortura no forma parte del arsenal estadounidense contra el terrorismo. Los documentos revelados por el New York Times aseguran que la ley no impide abofetear a un detenido, someterlo a temperaturas extremas o a un simulacro de ahogamiento. Organizaciones de defensa de los derechos humanos se indignaron y los legisladores demócratas exigieron que los documentos fueran enviados al Congreso, un asunto que podría influir en la confirmación que el Congreso debe hacer del nuevo ministro de Justicia, Michael Mukasey. La administración debió renunciar en 2004 a un primer documento elaborado dos años antes y que estipulaba que no estaba prohibida ninguna técnica de interrogatorio mientras no provocara un dolor físico extremo.
375 prisioneros
Actualmente se encuentran en Guantánamo; la mayoría son terroristas.
Declaración
Frances Townsend, de Seguridad Interior, declaró que de los 100 sospechosos en las prisiones de la CIA sólo un tercio había sufrido técnicas alternativas.