Pocas fueron las batallas que Francisco Morazán libró en territorio hondureño; sin embargo, la Batalla de la Trinidad pasó a la historia como una de las más importantes al catapultar su carrera política y demostrar su talento como estratega militar.
Claudia Vásquez, licenciada en Historia y máster en Historia Social y Cultural, dijo que este hecho, ocurrido el 11 de noviembre de 1827, fue trascendental para el paladín, porque por esto se visibilizó su figura en el esquema político, ya que era poco conocido.
“La culminación de esta batalla lleva a que Morazán asuma el Gobierno de Honduras ese mismo año. Antes de la batalla de Trinidad, a principios de 1827, hubo una revuelta contra los conservadores en Comayagua en la que participó el paladín, pero esta no tuvo mayor trascendencia. En Honduras registramos esos dos momentos, y luego antes de convertirse en presidente de la Federación Centroamericana, en 1830, libró muchas otras batallas trascendentales en Guatemala, El Salvador y Nicaragua”, comentó Vásquez.
Hazaña. Según la experta, Morazán llegó a la Batalla de la Trinidad, en la comunidad de Sabanagrande, con 150 hombres y les hizo frente a mil hombres del Ejército de José Justo Milla, quien en ese momento fungía como jefe de Estado de Honduras. Morazán buscaba destituir a Milla para colocarse como jefe de Estado y acercarse poco a poco a presidir la Federación.
Vásquez detalló que la batalla, más que las armas, fue una demostración de inteligencia del prócer centroamericano.
Morazán, sabiendo que estaba en desventaja numérica, y cuyas tropas ocupaban el cerro de La Trinidad, optó por ordenar a sus hombres marchar en círculos con el objetivo de confundir al enemigo para que este pensara que era un ejército sin fin.
“Eran los mismos 150 marchando alrededor del monte, y Justo Milla y su gente pensó que era una infinidad de personas. El enfrentamiento duró unas cinco horas. Cuando se leen estos datos parece que fuera una novela de ficción, increíble la desventaja de Morazán; pero jugó a cansarlos, desvelarlos y confundirlos. Ahí es donde se muestra la destreza de Morazán. Si hubiera enfrentado directamente habría perdido”, comentó. Sobre las bajas militares de la batalla no hay datos precisos. Luego de eso, Milla huyó a Tegucigalpa y tras un intento fallido de recuperar el poder en Comayagua, huyó para refugiarse a Guatemala. Eso fue el 13 de noviembre de 1827, según la historiadora.
Luego los reformadores liberales decidieron poner en la cara trasera del billete de cinco lempiras esta batalla, esto para evocar la identidad nacional.
Delia Gómez Merlo, historiadora y docente universitaria, coincide en que la primera batalla en la que tuvo participación Morazán fue en Comayagua en 1827, contra los conservadores que simpatizaban con Justo Milla. “En la batalla de Trinidad se peleó con patriotas de todas partes del país y logran derrotar a Justo Milla. Algo que le dio un empuje a Morazán para formarse en las armas. Era un patriota con ideas de libertad y crear una patria grande”, comentó.
Para la historiadora, Morazán también peleó en dos batallas más en el país. Una en julio de 1928 llamada Batalla de Gualcho y otra llamada La hacienda Maradiaga, en San Antonio, Comayagua. Estas fueron en defensa de las ideas liberales.
“Ramón Rosa dice en un texto que a Morazán le tocó nacer y desarrollarse en un momento asincrónico de su pensamiento. Personas con ideas oscuras dominaban el país, y luchar contra la ignorancia era difícil, y eso fue lo que le tocó a él”, finalizó.
En 1830 Morazán lideró la batalla de las Vueltas del Ocote cerca de San Francisco de la Paz, cuando rebeldes olanchanos se levantaron contra el Gobierno.