Después del éxito de “Amor y frijoles” se despertó la curiosidad de los directores y actores del país por hacer una película que fuera en su totalidad con personas de Honduras.
La trama de “Un malo no tan malo” trata de las ironías de la vida: ¿qué es lo último que haría un ladrón?, ¿llamar a la Policía?
Un ladrón que durante sus dos años de cárcel se ha comportado bien es premiado brindándole un día de salida. Él toma la decisión de ir por todas las discos de Tegucigalpa y se mete en grandes problemas. Esas cosas de la vida diaria y de las ironías en la capital.
El ladrón
José Maradiaga, quien interpreta al ladrón Brandon, dice que fue una experiencia única, porque “uno está perfeccionando una imagen del productor en la que tuvimos que trabajar duro y fueron horas y horas de dedicación, de meterle corazón”.
Asegura que durante el rodaje tuvieron peleas, alegrías y mucho cansancio, pero a la larga destaca que “fue una bonita experiencia que nos ha marcado para siempre”.
El personaje que José interpreta es el de Brandon Mejía, un muchacho que empezó a robar por necesidad, pero después, como miró que el dinero era fácil, le gustó.
“Era como un ladrón a la antigua, no era violento y simplemente se metía en casas y negocios. Como era tan bueno, no lo descubrían, hasta que llegó el punto en que lo descubrieron y lo metieron preso”, relata.
El novel actor comentó que “un día común y corriente estaba leyendo el periódico y en eso miré en la sección de clasificados que aparecía la convocatoria a un casting. Siempre me llamó la atención actuar y me dije ‘no pierdo nada’. Así fue como llegué”. Maradiaga se presentó justo en el segundo día de las pruebas y junto a 200 personas efectuó su presentación.
“Nos pusieron a leer un párrafo y había que decirlo de tres formas: triste, eufórico, alegre. Además nos hicieron tomarnos tres fotos con los gestos de esos tres sentimientos, de ahí pasaron como tres semanas hasta que me hablaron y me dieron el papel”, agrega.
Maradiaga explica que no se siente identificado con su papel. “Nunca me he identificado con un ladrón, pero sí hay que meterle mucha imaginación interpretando la vida de una de esas personas”. Nos confesó que tuvo que conocer el lado oscuro de su personaje, “hice algunas cositas como ellos para sentir lo mismo que esas personas”.
Detalla que aunque el productor les proporciona un guión, ellos como actores son quienes le dan vida. “Uno le pone mañas y nombre a una historia y lo interpreta a su manera”.
Este joven catracho no cuenta con mucha experiencia. Detalla incluso que tuvo una única presentación en el Teatro Nacional Manuel Bonilla cuando interpretó a un mimo, pero destaca que siempre le ha gustado la actuación, aunque nunca había tenido la oportunidad de actuar.
Relató que dejó de trabajar como barman en el hotel InterContinental y que planea viajar a Estados Unidos con el objetivo de residir allá. Además es pasante de la carrera de Mercadotecnia en Administración de Ventas en la Universidad Metropolitana.