20/12/2025
07:41 PM

'Abrí la puerta del bus y salí volando”

'Fueron minutos de terror, me tiré del bus y lo vi cuando salió volando por el abismo'. El ayudante del bus accidentado, Orlando Martínez, da gracias a Dios por estar vivo 'de milagro'.

'Fueron minutos de terror, me tiré del bus y lo vi cuando salió volando por el abismo'. El ayudante del bus accidentado, Orlando Martínez, da gracias a Dios por estar vivo 'de milagro'.

Ayer llegó al entierro de los muertos con una de sus manos quebrada y varios golpes en su rostro.

'Yo iba de ayudante de bus y de repente como a 10 metros de distancia del abismo escuché un traquido y el chofer trató de frenar el bus pero fue difícil, yo iba viendo cuando el motorista -Ricardo Hernández- iba haciendo maniobras para detener la unidad. Cuando miré que era imposible y el bus empezaba a irse al abismo como pude abrí la puerta y logré salir', recuerda.

El joven asegura que cuando él trataba de salir habían más personas que empujaban para que saliera rápido y que le diera a otros la oportunidad de salir.

Testigo de la tragedia

'Yo salté del bus y me quedé en unos peñascos. Sólo puedo decirles que esto es un milagro de Dios realmente y es para encomendarse a Dios cada vez que uno va a salir de su casa y se va a subir a un bus. Cuando me salí del bus sólo miraba el abismo, no había nadie que nos ayudara, era difícil, teníamos miedo... Los frenos no le agarraron al bus, fueron unos 10 o 15 segundos incontrolables, el bus como que cayó en neutral y fue imposible pararlo. Sólo quedaba esperar el toque y la muerte', manifiesta.

Martínez relata que cuando los pasajeros vieron que la unidad iba a máxima velocidad y que ya no se detenía se dirigieron a la puerta y trataban de salir, 'me empujaron para abrir la puerta. Otras se tiraron del bus por las ventanas pero esa gente no se salvó'.

Orlando quisiera no recordar esos momentos que califica como desesperantes. Recuerda que el motorista no hablaba, hacía todo lo que podía por recobrar el control del automotor. Cuando ya no había nada que hacer el chofer se lamentaba. 'Recuerdo que me tiré y di varias vueltas en el abismo, al instante miré que el bus pasó al lado mío casi llevándome, sólo miré lo amarillo del bus que iba en el aire y más abajo pegó en un peñasco con la parte trasera y allí fue cuando empezaron las muertes'.

Los desperfectos empezaron como a unos 10 metros del lugar donde se precipitó el bus. 'Los familiares de las víctimas no deben culpar a nadie porque no se quiere matar a nadie y el único que puede juzgar es Dios y esto es un mensaje para que nos acerquemos a Él porque es el único que puede salvarnos de estos accidentes'.

Orlando es padre de dos hijos y reside en la aldea La Pastosa.

'No escuché gritos pero si la necesidad de la gente de salir del bus, fueron segundos de miedo'. Fui el primero en salir del bus, estoy vivo de milagro'.

Frase

'Cuando la gente vio que perdía el control del bus empezó a empujar, ellos querían salir del bus'.

Orlando martínez

Ayudante del bus

Historia

'Papi, yo no quiero ir en ese bus'

San Isidro. Ya le habían comprado su mochila para ir al kinder. Era una pequeña vivaz y muy lista, el orgullo y la esperanza de sus padres, así define su tía Gloria a la pequeña Marielita, de 4 años.

Ese fatídico 25 de marzo sus padres Elvis Luna y Nora Ondina Palacios tenían planificado viajar a Jesús de Otoro junto a su hija Ana Mariela Luna. Los familiares dicen que la pequeña no quería ir al viaje. 'No papi, yo no quiero ir en ese bus, repetía la niña' pero su padre que la consentía por ser la 'niña de sus ojos', le dijo que tenía que ir con ellos porque le compraría estrenos, paletas y helados.

Al final la convencieron, esperaron el bus y la familia entera conformada por un agricultor, una ama de casa y la pequeña Mariela salieron de viaje con la esperanza de regresar por la tarde. La niña aceptó viajar pero pidiendo que regresaran a pie y no en ese bus. 'Como que presentía', dice su tía.

La casa, recién estrenada por la familia quedó cerrada en la aldea Suyapa. Pero fue un viaje sin retorno. Como a las 9 de la mañana la noticia llegó, el bus que había salido de Suyapa, donde iba la niña con sus papás, se había precipitado en un abismo. Eran decenas de muertos según las noticias y muchos heridos. Los familiares salieron a buscar al matrimonio y a su niña con la esperanza de que estuvieran entre los sobrevivientes, pero bastaron unos minutos para saber que estaban en la lista de fallecidos. También la tía de la niña, Concepción Luna, que viajaba en el mismo bus, murió, ella viajaba a Jesús de Otoro por una consulta médica pero en el camino encontró la muerte.

La familia fue velada en su casa y sus cuerpos fueron sepultados en una misma fosa. La corazonada de la niña era un aviso de la tragedia, dicen sus familiares pero resignados manifiestan que ya Dios tenía el propósito de que se fueran juntos. La mochila quedó colgada de un clavo en su casa, Mariela no logró estrenarla.

Lo dijo

'Su padre que la consentía por ser ‘la niña de sus ojos’ le dijo que tenía que ir porque le compraría estrenos, paletas...'.

Gloria luna

Tía de la niña

Conmovedor

Le tocó sepultar a sus padres

San Jerónimo, Intibucá. Enjugando sus lágrimas en silencio, con una tierna en sus brazos, Irma Rosa Reyes, observaba cómo varios vecinos de esta comunidad, tiraban paladas de cemento fresco sobre las tumbas de sus padres, Alejandro Reyes y Cecilia Santos.

Parecía no escuchar los lamentos de los otros dolientes que habían acudido en masa al cementerio, donde se le estaba dando el último adiós a ocho de las víctimas del accidente ocurrido en el Vuelo del Ángel. Su vista estaba fija en el trabajo de los improvisados albañiles como si tratara de desentrañar el misterio del viaje al más allá que habían emprendido de sus dos seres queridos.

Irma es la mayor de los hijos del matrimonio fallecido cuando el bus se fue al precipicio, comentó una de las vecinas que la observaba. Ahora tendrá que hacerse cargo de los hermanos menores, que aún están de pan en mano, agregó. Tras la última palada lanzada por aquellos hombres sudorosos para dar por terminada la lápida, Irma salió de su ensimismamiento y comentó lo dolorosa que será ahora la vida sin sus padres.

'De los ocho hermanos que somos, hay tres que están entre los dos y cinco años y sólo Dios sabe cómo los voy a sostener', dijo. Indicó que no cuenta con más respaldo económico que el de su compañero de hogar quien sostiene la casa con el salario que gana como jornalero. No tienen casa propia. Unos vecinos bondadosos se han condolido de su situación y les han dado posada en su casa, pero no sabe hasta cuándo. El día que sus padres perecieron iban a Jesús de Otoro precisamente a comprarle cuadernos a sus hijos, según relató la mujer que calzaba sandalias de hule. A pesar de toda la desgracia que la abate, dice que tiene la esperanza de construir una casita con el dinero que prometió entregarle el Gobierno, por la cantidad de cinco mil lempiras. 'Después Dios dirá', exclamó resignada.

Lo dijo

'Yo no sé qué voy a hacer pues tengo esta niña de 15 meses y otro de tres años... después Dios dirá'.

irma rosa reyes

Hija de Alejandro y Cecilia