El incesante desbordamiento de ríos y la pobre ayuda para controlar las inundaciones alimentan hoy el caos en Honduras, recientemente afectada por el huracán Félix.
Las aguas de los ríos Ulúa y Chamelecón burlaron sus diques de contención e invadieron tierra firme, llevándose consigo centenares de viviendas, cuyos moradores huyeron tras salvar algunas pertenencias.
Pese a un tenue descenso en el cauce, ciertos poblados solo pueden ser transitados en barcazas, aunque sus habitantes se preocupan sobre todo por los daños y pérdidas en sus cultivos.
Tales pérdidas generan incertidumbre entre la población, que avizora una eventual hambruna, pues sus necesidades aumentaron drásticamente y la ayuda oficial resulta insuficiente.
Según datos oficiales, unos 20 mil hondureños fueron directamente afectados por las riadas, y permanecen albergados en escuelas de los municipios de Pimienta, Potrerillos, Urraco y El Progreso.
Sin embargo, varios de dichos albergues carecen de agua potable, pues el Félix dañó las bombas de suministro, problema aún sin resolver debido a la falta de electricidad.
El Comité Permanente de Contingencias informó que las lluvias de los últimos días dejaron cinco muertos, 12 mil damnificados y 150 viviendas dañadas, pero no emitió datos sobre los cultivos.
La rotura de los bordes de contención del canal de alivio del Ulúa preocupan a productores y pobladores de la zona, que temen nuevos aluviones en la aún vigente temporada de lluvias.
Paralelo a esta crisis existe un conflicto entre el gobierno, que acusa a los medios de comunicación de sembrar una alarma excesiva, y ciertas autoridades que pretenden politizar su ayuda.
El presidente hondureño, Manuel Zelaya, sobrevoló nuevamente las zonas afectadas, constató los daños a los cultivos, infraestructura y viviendas, y prometió incrementar la ayuda a los damnificados.
El huracán Félix entró a Honduras y Nicaragua con categoría cinco, máxima en la escala Saffir-Simpson, aterrorizando en especial a esta capital, arrasada en 1998 por la depresión tropical Mitch.
Nota del día
Ayudas llegan a cuentagotas. Hay 4,125 damnificados en la zonas bajas de El Progreso
Están a la mano de Dios
'El río sigue llenando más comunidades' era el reporte que el teniente coronel de infantería Pablo Palacios, del 14 batallón de Infantería de la 105 Brigada, transmitía vía teléfono a sus superiores.
Aunque el caudal aparentemente ha bajado, los datos proporcionados por los cuerpos de socorro establecen que hay más viviendas anegadas y por ello la labor de rescate aún no cesa. Los rostros de los pobladores son de desesperación. Saben que sus pertenencias y sus cultivos están bajo las aguas. Así como el río sigue afectando más comunidades, así crece la necesidad. Las instituciones no gubernamentales, como Propapa, están dando la cara en las zonas devastadas, mientras que la alcaldía usa sus últimos recursos para atender algunas zonas, en especial los albergues.
Penurias
Aunque muchos quisieran ayudarlos, los damnificados en su mayoría siguen en manos de Dios. Como pueden y arriesgando sus vidas, entran a los cultivos anegados para rescatar algo útil, en vista de la carencia.
Propapa, que ayer acudió a la zona, se solidarizó con las víctimas de las llenas y se organizó con sus propios medios a fin de que su apoyo no se politice. Ayer, su ayuda fue lo único que los damnificados recibieron.
Preocupación
Debido a que los bordos de contención del canal de alivio del Ulúa tienen varias roturas, entre los productores y pobladores de la zona impera el temor de que haya nuevas lluvias y crecidas. El productor de palma africana y granos básicos Óscar López exigió que se investigue por qué la Comisión Ejecutiva del Valle de Sula cerró un canal de alivio en Manacalito y Tibombo. Según los habitantes de la zona, ésa es la razón de la inundación. 'Ni cuando el Mitch ese bordo se rompió', decían.
Mel llegó a convencerse de inundaciones
Al filo de las seis de la tarde, el presidente Manuel Zelaya llegó a comprobar con sus ojos la tragedia que los medios de comunicación han cubierto a lo largo de la semana. El presidente del patronato de Urraco, Cristóbal Gutiérrez, explicó que Zelaya llegó a convencerse de que la zona está inundada. En un corto recorrido, Zelaya vio la parte donde se rompió el bordo y pudo conocer, de voz de los afectados, sus necesidades. En el sitio ordenó a Copeco entregar 50 mil lempiras a la alcaldía de El Progreso y a Soptravi, el Fhis y la Comisión Ejecutiva del Valle de Sula reunirse hoy con los pobladores para conocer datos de daños y enviar cuanto antes ayuda, en especial alimentos. Luego del recorrido, tuvo una reunión a puerta cerrada con Roberto Micheletti en su residencia en la Perla.