El primer grupo de sobrevivientes del naufragio de la embarcación Capitán Waly tocó tierra firme después de casi dos días a la interperie en alta mar.
Al llegar están siendo identificados por las autoridades y luego pasan a reencontrarse con sus familiares que agradecen a Dios y en su caso consideran un 'milagro en el océano' tenerlos con vida.
Según los oficiales del ejército que están en la Barra Caratasca, lugar exacto a donde llegaron en Puerto Lempira, los misquitos sobrevivientes están siendo revisados por médicos, se les hidrata y si tienen alguna anormalidad en su salud son llevados al hospital de la cabecera departamental.
'Solo pienso en Dios. Nunca había pasado algo así. El mar estaba tranquilito, tranquilito. Yo estaba durmiendo y de repente sentimos que el barco se hundió', dijo Dexim Freem Ordóñez, uno de los sobrevivientes, que trabajaba de cayuquero, con su poco manejo del español, pues su lengua predominante es el dialecto misquito.
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Un equipo multidisciplinario integrado por médicos forenses, odontólogos, fotógrafos, dactiloscopistas y técnicos realiza las actividades de análisis forense de los cuerpos de los misquitos hondureños que murieron en el naufragio de la embarcación Capitán Waly.
Hasta las siete de la noche del jueves se reportó la entrega de 6 cuerpos de los 27; se estima que esta labor culminará mañana viernes al mediodía.
Luego de los respectivos reconocimientos, entregarán a los familiares los cuerpos para el sepelio.
Según información escueta que maneja las Fuerzas Armadas, la mayoría de los cuerpos serían enterrados hoy por las condiciones de descomposición en que se encuentran tras casi 24 horas expuestos al sol.
- Sobrecargados -
El director de Marina Mercante, Juan Carlos Rivera, anunció una investigación de las causas para evitar que se repita ese tipo de incidentes y reconoció que en ocasiones han suspendido permisos a propietarios por sobrecargar las naves.
'Está claro que la tragedia pasó porque la embarcación iba sobrecargada', consideró Molina, con evidente dolor por las muertes de los miembros de su comunidad.
El periodista explicó que empresarios pesqueros contratan embarcaciones cuyos dueños asignan al capitán de la nave la contratación de buzos, que se sumergen desprotegidos a pescar langostas en aguas profundas.
'La embarcaciones solo tienen capacidad para 30 o 40 personas pero las sobrecargan con el doble' de personas, según Molina.
Calculó que cada buzo gana cerca de 1,250 dólares por la pesca que realiza durante unos quince días. 'Es un buen ingreso en un país donde no hay dinero', destacó.
Pero admitió que se trata de un trabajo arriesgado: 'miles' de misquitos, sostuvo, están lisiados por haberse sumergido a grandes profundidades en el mar sin el equipo de protección necesario.