“Ya sos hombre muerto“ dijo policía a ganadero antes de dispararle en Yojoa

Don Virgilio Velásquez Reyes fue ultimado junto con su hijo de 21 años en la aldea San Luis Zacatales, de Santa Cruz de Yojoa por un agente de la Policía.

La muerte del joven Jhazer Velásquez Pineda y su progenitor ocurrió cuando fueron requeridos por el agente Mateo Eusebio Quintanilla luego de una discusión entre el ganadero y el conductor de un carro que atropelló un ternero propiedad de los ahora occisos en la carretera que conduce de La Barca a Santa Rita, Yoro, cerca de la aldea San Luis Zacatales de Santa Cruz de Yojoa.

Yeni Pineda, esposa del ganadero y madre de Jhazer, dijo que su esposo y su hijo andaban con sus chalecos reflectivos puestos, de los cuales siempre hacían uso como señal de precaución para que los motoristas bajaran la velocidad cuando trasladaban el ganado de un potrero a otro.

Dio a concoer que su hijo y don Virgilio, quien también era productor de palma africana, le hicieron señales al conductor del vehículo turismo para que bajara la velocidad, pero aún así golpeó al ternero.

El ganadero le dijo al conductor que “eran cosas que se podían arreglar”, pero el “muchacho le salió bien enojado” y le manifestó que tenían que pagarle el foco del carro, “y mi esposo le contestó que estaba bien, que no había problema, que él se lo pagaba”.

Dijo que el motorista del carro, que andaba armado, se fue molesto y regresó acompañado de otro hombre en su carro y de un policía que venía en una patrulla.

Esta versión es diferente a la que dio la Policía, que dijo que la patrulla llegó porque alertaron al 911 de una discusión después de que un conductor atropellara un semoviente.

Según doña Yeni, el policía, en un acto intimidatorio y de abuso de autoridad, desde que llegó al lugar le atravesó la patrulla a su esposo para que se detuviera y le pidió los papeles de la pistola.

“Virgilio le contestó que andaba su permiso y el policía le ordenó que le entregara el arma, y mi esposo le contestó que no”, pronunció.

En ese momento su esposo se metió a su propiedad y el agente lo siguió “y se fueron discutiendo”.

“El policía le insistió que le entregara la pistola y Virgilio le contestó que no. De ahí, el policía le puso su pistola cerca de la cara a mi esposo, él pidió al agente que bajara el arma y no la bajó”, afirmó la señora.

El uniformado le ordenó que se detuviera y que tirara el arma.

Al ver que el ganadero no le hacía caso le manifestó: “ya sos hombre muerto y le disparó, y mi esposo cayó herido”.

Agregó que su hijo, quien es especial, al ver a su papá que estaba tirado “bajó en su defensa y el policía vio que el cipote venía y no traía nada y siempre le disparó”.

“Después de herir a mi hijo, el policía regresó y fue a rematar a mi esposo donde estaba herido en el suelo, y ya eso es una acción de saña y además no puede andar solo un policía en un patrulla”, denunció Pineda.

Expresó que Jhazer quedó con vida y no lo quisieron llevar a un centro asistencial en la patrulla, “sino que más bien dijeron que dejaran que ‘ese perro se muriera allí’”.