Qué dice la Biblia sobre el aborto: La batalla religiosa contra la interrupción del embarazo en EEUU

La batalla contra el aborto en Estados Unidos se ha librado en el nombre de Dios desde que fuese legalizado por la Corte Suprema en 1973, y un nuevo fallo de la máxima instancia judicial del país puso fin a este derecho que fue protegido durante casi cinco décadas

Hacía semanas que se esperaba una decisión así y llegó finalmente este viernes. El alto tribunal tumbó la sentencia “Wade contra Roe”, emitida por el propio Supremo en 1973, que protegía el derecho constitucional al aborto en todo el país. El fallo del Supremo no prohíbe las interrupciones del embarazo, sino que deja en manos de cada uno de los 50 estados la potestad de legislar sobre ello, algo que llevan esperando desde hace tiempo muchos estados gobernados por republicanos.

Kentucky, Luisiana y Dakota del Sur prohibieron la interrupción del embarazo tan pronto se conoció la sentencia, y al menos otros 23 estados, entre ellos Texas, Oklahoma e Idaho, van por el mismo camino. Grupos cristianos festejaron el veto al aborto con rezos y bailes, mientras que manifestantes afirmaban por el bando contrario que la religión no está reñida con el aborto, pero ¿qué dice la Biblia sobre este polémico tema?

Los grupo religiosos citan dos pasajes del Antiguo Testamento para justificar la idea de que el aborto es un acto pecaminoso y contrario a la voluntad de Dios. “Antes que te formase en el vientre, te conocí; y antes de que nacieras, te santifiqué”, Jeremías 1: 5. Este versículo es utilizado por los activistas pro vida para destacar que la vida comienza en la concepción.

“Los opositores al aborto trabajan con la idea de que desde el momento de la fecundación tienes una persona ahí, creada por Dios, aunque todo el proceso sea orgánico. El alma sería dada por Dios, por lo tanto Dios es el dueño de la vida, el creador”, dijo a la BBC el teólogo Gerson Leite de Moraes.

Otro de los versículos utilizados por los activistas pro vida para condenar el aborto se encuentra en Salmo 139:16 cuando el rey David dice a Dios “tus ojos vieron hasta mi embrión”.

“No importa cómo el bebé fue concebido. Nada justifica acabar con la vida de un niño”, dice Jazzmin Hernández, una maestra de 32 años que no tiene hijos.

“La Biblia no dice nada directamente sobre el aborto. No hay una declaración categórica específicamente sobre el aborto. Lo que tenemos son versículos que apuntan a la formación del ser humano en el vientre y cómo desde el vientre de la madre, el ser humano es un ser querido por Dios”, dijo a la BBC Thiago Maerki, investigador de la Universidad Federal de São Paulo.

Mark Cavaliere, director de la organización Southwest Coalition for Life, que diseña programas y campañas contra el aborto, defiende criminalizar a aquellos que ayudan a alguien a ejecutar el procedimiento. . “Quienes realizan los procedimientos son quienes cometen actos de violencia contra mujeres y niños”, dice.

“Muchas mujeres dicen ‘es mi cuerpo, es mi decisión’. No creo que nuestros cuerpos sean nuestros. Tu cuerpo pertenece a Cristo, y como tal, eres el templo de Cristo”, dice la estadounidense Diana Villanueva, que tenía 16 años cuando quedó embarazada luego de una relación no consentida. El hombre que la violó, la obligó además a abortar el bebé que esperaba, algo que la atormentó durante décadas.

Tras el polémico fallo del Supremo, Estados Unidos está viviendo una nueva polarización, entre los estados que ya están negando, o se preparan a hacerlo, el derecho al aborto.

Miles de mujeres se verán obligadas a desplazarse a estados más progresistas donde esté permitido el aborto, como Nueva York o California, pero ello no está al alcance de muchas mujeres de bajos ingresos, de la comunidad negra, latina o inmigrantes indocumentadas.

“Yo vivo en la realidad. Aunque hagan ilegal el aborto, los abortos no pararán. Y cuando las mujeres se vean desesperadas, harán barbaridades contra sí mismas”, dijo furiosa Vanessa, una neoyorquina de origen colombiano, que protestaba con un calzón blanco con pintura roja que emulaba un mancha de sangre.