Lydia Rodríguez, una mujer de 42 años, falleció el 16 de agosto de 2021, apenas dos semanas después de que su marido (Lawrence Rodríguez), de 49 años, también muriera de covid-19 en una cama de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) a un metro de la suya.
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Lydia decía hace unas semanas que su cuerpo era suficientemente fuerte para combatir el virus sin necesidad de una vacuna. El matrimonio era padre de tres hijos y una hija.
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La madre de cuatro hijos de Galveston (Texas), ya grave, pidió a su familia que le hiciera una promesa: 'Por favor, asegúrate de que mis hijos se vacunen', dijo Rodríguez, profesora de piano, a su hermana durante su última llamada telefónica.
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Lydia y Lawrence estuvieron casados durante 21 años. Millones de estadounidenses han optado por no vacunarse, pese a que la vacuna es gratis. Algunos creen en noticias falsas que indican que las dosis tienen efectos secundarios o que los matarán.
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'Lydia nunca ha creído realmente en las vacunas' dijo su prima Dottie Jones, de 55 años, a The Washington Post. 'Ella creía que podía manejar todo por sí misma, que realmente no se necesitaba la medicina'.
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'Sabía que nunca se vacunaría”, dijo Jones a The Post. 'Estaba muy preocupada'. Su marido también compartía la creencia antivacuna. Tres de sus hijos ya son elegibles, pero aún no reciben la vacuna, detalló Jones.
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El plan de la familia, tras el deseo de sus padres, es vacunarse contra el covid y no convertirse en una de las familias que por completo fallecieron por una creencia antivacunas.
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La familia ha creado una recaudación de fondos en línea para ayudar a los niños Rodríguez mientras los tribunales resuelven quién se convertirá en el tutor de los menores.