El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, negó este fin de semana que su gobierno haya realizado un pacto con la pandilla Mara Salvatrucha MS-13 para reducir la cifra de homicidios en el país a cambio de beneficios penales, tras una publicación del periódico digital El Faro.
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Members of the MS-13 and 18 gangs remain in overcrowded cells at the Quezaltepeque prison, in Quezaltepeque, El Salvador, on September 4, 2020. - Authorities from the General Directorate of Penal Centres (DGCP) visited three Salvadorean prisons, some of maximum security, to check the situation of inmates and carry out searches amid the COVID-19 novel coronavirus pandemic. (Photo by Yuri CORTEZ / AFP)
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Las imágenes muestran a los pandilleros del Barrio 18 y de su rival Mara salvatrucha (MS-13) mezclados y hacinados en las celdas, sin camisa, solo usando calzoneta blanca y con mascarillas en su rostro por prevención por la pandemia del coronavirus.
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'Nosotros estamos desesperados, no podemos ver a nuestros familiares desde hace mucho tiempo, no podemos hablar con nadie, tenemos nuestras necesidades y nuestras enfermedades, pero con este encierro todo parece imposible', dijo a la AFP Denis Flores, uno de los 2.600 pandilleros recluidos en la prisión de Izalco, 66 kms al oeste de San Salvador.
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El gobierno salvadoreño mantiene un plan de seguridad que ha logrado una reducción de los homicidios.
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El jueves, presuntamente basado en documentos oficiales, el periódico digital El Faro señaló al gobierno de llevar 'un año negociando' con la pandilla MS-13 una reducción de homicidios, a cambio de beneficios carcelarios, entre otras cosas.
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Sin embargo, un pandillero de la MS-13 en Izalco aseguró bajo anonimato: 'No hemos negociado nada con nadie'
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'Cuál negociación, cuáles beneficios, no tenemos nada', dijo a la AFP otro pandillero de la MS-13 en la cárcel de Quezaltepeque, 20 kms al norte de San Salvador.
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El Barrio 18 y la MS-13 son las principales pandillas que operan en El Salvador y son señaladas por el gobierno como las mayores generadoras de violencia en el país.
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El pandillero José Peña, recluido en el Complejo Penitenciario en Izalco (occidente), llamó a personal de derechos humanos del país centroamericano a que realice inspecciones en las cárceles para 'que miren en la situación'.
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'Necesitamos la presencia de derechos humanos en este lugar para que vean cosas que tal vez ellos desconocen referentes al maltrato, porque aquí hay bastantes compañeros que han sido golpeados', agregó.
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Diversos organismos humanitarios han señalado en el pasado la vulnerabilidad de los presos salvadoreños ante enfermedades como la tuberculosis por los niveles de hacinamiento, que ha llegado a pasar del 300 % en el pasado.