La capital industrial fue centro de operaciones del movimiento de la iglesia evangélica en la costa norte desde la década de los años 20.
Fundaron iglesias en Cortés, Santa Bárbara y Yoro. Muchos de los misioneros dejaron atrás sus comodidades y familias por seguir el llamado de Dios. Una de las parejas más destacadas entre los misioneros fue Haroldo y Virginia Auler, quienes radicaron en Honduras por más de dos décadas. Sus hijos nacieron en San Pedro Sula, donde dejaron muchos amigos.
En la primera Iglesia Evangélica y Reformada se celebrará mañana un homenaje y acción de gracias por la vida de Haroldo y esta reseña fotográfica es un tributo a la misión evangelizadora.