Pavo relleno, pierna de cerdo, tamales, ensalada de manzana, ponche, sidra... es muy probable que algunos o todos estos alimentos estén haciendo fila para entrar en tu estómago la noche de la tan esperada cena de Navidad.
Se te puede estar haciendo agua la boca, pero a tu estómago ya lo puedes imaginar haciendo gestos, pues sabe que deberá hacer un esfuerzo mayor para procesar tal cantidad de comida.
La calidad del alimento, su masticación, ensalivación y deglución son factores determinantes para lograr una buena digestión; es decir, para lograr que los alimentos que se ingieren se transformen en sustancias benéficas para el cuerpo.
Recomendaciones generales
La indigestión casi nunca es un problema de salud serio, pero las molestias que genera, como gases, eructos, retortijones, acedía, náuseas, mal sabor de boca y mal aliento, necesariamente hacen pasar un mal rato.
La mala digestión puede empezar al consumir determinados alimentos, después de ingerir vino o bebidas carbonatadas; así como por comer muy rápido o en exceso.
En algunas personas, los alimentos condimentados, ricos en fibra, grasosos o el exceso de cafeína y picante pueden agravar el problema de la mala digestión. Cada estómago “es un mundo”, coinciden expertos y con el tiempo cada persona aprende a identificar qué alimentos le provocan indigestión.
Aunque existen particularidades, todos los estómagos agradecen que sus dueños tomen algunas consideraciones, como elegir solo un platillo de toda la oferta que suele haber y combinarlo con algo que lo equilibre.
Por ejemplo: si comes pierna preparada con algún relleno o bañada en alguna salsa, procura acompañar tu ración con ensalada verde y no con la que tenga crema, así disminuirás la cantidad de grasa que comas. Piensa que a tu estómago le toma por lo menos dos horas digerir las grasas.
La popular ensalada de manzana sí puedes acompañarla de una porción de pavo porque esta carne es menos grasosa que la de cerdo.
Pero si el antojo del tamal, del pavo y del bacalao te ganaron la batalla, por lo menos procura ingerir porciones pequeñas de cada uno y no irte a dormir inmediatamente después de cenar. Otra recomendación es no perder de vista el ritmo en el que se come. Basta que cada bocado se mastique entre seis y diez veces antes de tragarlo para que baje al estómago parcialmente digerido.
Comer demasiado rápido a pesar de que se trate de alimentos ligeros pueden ser causa de indigestión.
Evitar comer estresado es otra de las claves, por lo que si en su familia suele haber riñas, reproches u otras situaciones que le disgustan, por más sabroso que suene el menú, si no quieres indigestarte, lo mejor será quedarte a cenar en casa y tomar en cuenta qué alimentos y acompañantes eligirás para recibir la Nochebuena.