Nueva York, Estados Unidos.
Mickey Rourke, de 64 años de edad, no deja de provocar polémica.
Otra vez se sometió a una intervención quirúrgica para modificar el aspecto de su rostro, a tal punto de quedar irreconocible.
El actor ya había sorprendido en el estreno del filme The Infiltrator en Nueva York cuando mostró su último cambio de apariencia. Pero esta vez fue por más y hasta agregó extensiones de cabello.
En detalle
Mickey se hizo famoso en 1986 con Nueve semanas y media, un film erótico que revolucionó a Hollywood. Pero luego el actor, que fue nominado a un Óscar por El Luchador, se convirtió en boxeador profesional, por lo cual sufrió diversas fracturas en su nariz y pómulo, lo que lo llevó a comenzar su constante asistencia al quirófano.
La nariz se la operó cinco veces incluso en una de las intervenciones se le extrajo cartílago de una oreja para reconstruirla. Así comenzaba su obsesión por las cirugías. Luego siguieron los liftings faciales, operación de los párpados y también injerto de pelo.
El que fuera uno de los galanes de moda a finales de los 80, es ahora un ejemplo de cómo los excesos y la adicción al bisturí pueden convertirte en todo lo contrario.
Aunque en 2010 tuvo mucho éxito siendo el villano de la segunda parte de Iron Man, sus otras cintas no le han dado las mejores críticas de los expertos.
Mickey Rourke, de 64 años de edad, no deja de provocar polémica.
Otra vez se sometió a una intervención quirúrgica para modificar el aspecto de su rostro, a tal punto de quedar irreconocible.
El actor ya había sorprendido en el estreno del filme The Infiltrator en Nueva York cuando mostró su último cambio de apariencia. Pero esta vez fue por más y hasta agregó extensiones de cabello.
![]() Así ha cambiado el rostro del actor y exboxeador.
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Mickey se hizo famoso en 1986 con Nueve semanas y media, un film erótico que revolucionó a Hollywood. Pero luego el actor, que fue nominado a un Óscar por El Luchador, se convirtió en boxeador profesional, por lo cual sufrió diversas fracturas en su nariz y pómulo, lo que lo llevó a comenzar su constante asistencia al quirófano.
La nariz se la operó cinco veces incluso en una de las intervenciones se le extrajo cartílago de una oreja para reconstruirla. Así comenzaba su obsesión por las cirugías. Luego siguieron los liftings faciales, operación de los párpados y también injerto de pelo.
El que fuera uno de los galanes de moda a finales de los 80, es ahora un ejemplo de cómo los excesos y la adicción al bisturí pueden convertirte en todo lo contrario.
Aunque en 2010 tuvo mucho éxito siendo el villano de la segunda parte de Iron Man, sus otras cintas no le han dado las mejores críticas de los expertos.