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Pinceladas con sello de mujer

  • 12 marzo 2011 /

En la vida de Zaida Zacarías nunca fue tarde para descubrir su gran pasión: la pintura.

    En la vida de Zaida Zacarías nunca fue tarde para descubrir su gran pasión: la pintura. Comenzó haciendo dibujos para sus hijos, pintando en la acera de la casa y divirtiéndose con todo lo que estaba explorando en el mundo tan hermoso del arte pictórico.

    Poco a poco fue cultivando esta destreza y fue en febrero de 2004 cuando realizó su primera obra. En ese lienzo plasmó un niño sosteniendo un ramo de cartuchos. Gracias a las clases que recibió del maestro Andrés Pacheco, Zaida dio el primer paso y su esposo aún conserva la primera obra de Zacarías.

    Esta pintora ha explorado el terreno de la pictórica y para ella la pintura es más que arte, es “libertad, pasión desenfrenada y locura” y por esta definición, su personalidad refleja a un ser seguro de si mismo y con ideologías inquebrantables e irreverentes.

    Antes de dejarse seducir por la pintura, se dedicada a su carrera como técnico dental y para ella en esta profesión “se es artista también, ya que se esculpe, se da forma y color a los dientes, pero te limita. Soy artista porque me apasiona y me hace sentir libre, es una forma de dar rienda suelta a mis pensamientos e ideas”, relata.

    Gracias a esta filosofía de vida, sus pinturas reflejan “mis pensamientos vibrantes y apasionados. Comienzan siendo la cosa más fea que hayas visto y terminan enamorándome una y otra vez”.

    A Zaida le encantaría darse a conocer por todo el mundo, “pero me conformo con un “me encanta esta pintura” y una sonrisa, y llevar el nombre de Honduras muy en alto”, afirma. Admira a muchos artistas como el español Salvador Dalí, Pablo Zelaya Sierra, Julio Visquerra, Luis H. Padilla, Juan Ramón Laínez, la mayoría hondureños.