20/12/2025
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Natalie Portman busca conectar a la gente con su película

  • Actualizado: 04 diciembre 2010 /

La película “Black Swan” envuelve drama, romance y sensualidad, con ballet y una genial fantasía del personaje de la actriz Natalie Portman.

En medio de los aplausos del estreno de la película “Black Swan” en Toronto, después de haber desfilado por la clásica alfombra roja, nos sentamos a hablar con la protagonista Natalie Portman, rodeada de las más grandes expectativas para la próxima entrega del Óscar. Se sonroja con sólo mencionarlo, baja la cabeza para esconder cierta timidez, pero tampoco puede negar que las probabilidades son todavía mejores que cuando estuvo nominada en el 2005 por la película “Closer”. Y tal cual como también pasa en la película, tal vez pueda cumplir su “más loco sueño”.

¿Ganar finalmente el Óscar sería el sueño más loco que pueda cumplir?

(Ríe) No. Tengo sueños mucho más aburridos, como haciendo tareas en casa o paseando el perro o algo que pueda hacer mucho mejor cuando estoy despierta. Lo mejor de esta película es que todos parecen tener una muy buena respuesta cuando la ven. Es provocadora y muy emocionante, puro entretenimiento y parece que les gusta a todos. Eso es lo mejor.

¿Pero no siente la presión, con tantos comentarios sobre la firme posibilidad de tener al menos una nominación al Óscar por la película “Black Swan”?

Es muy halagador que la gente hable del Óscar, pero lo que buscamos realmente es que la gente se conecte con nuestra película. Ese es el mejor premio. Y es un verdadero honor.

¿Hasta qué punto logra evitar cierto narcisismo en medio de tanta fama?

Pienso que es bueno protegerse en cierta forma, cuando te acostumbras a verte a través de los ojos de otras personas. Las actrices nos acostumbramos a vernos a través del ojo del director y el ojo del público. Una misma se vuelve espectadora de una misma. Por eso me parece tan destructivo ver mis propias películas. Y mi curiosidad pasa por no verme.

¿Le tiene miedo a la autocrítica?

Como artista y como ser humano tenemos que ver el mundo a través de nuestros propios ojos. Y es una lucha tratar de no vernos demasiado, nosotros mismos. Es un narcisismo que tiene que ver con la identidad. Y los bordes de esa identidad empiezan a nublarse si también te ves por todos lados.

¿Con tantos fotógrafos persiguiéndola todo el tiempo, piensa dos veces lo que va a ponerse antes de salir de casa? ¿Se da cuenta que de pronto se convierte en un ejemplo de la moda cuando alguien la ve en una película o alguna revista?

Tengo suerte porque atrás mío hay gente que me hace quedar bien en ese sentido (risas). La diseñadora de vestuario Amy Westcott es increíble y además de los trajes de la película “Black Swan”, también eligió el vestido que yo usé para el estreno (En el Festival Internacional de Cine de Toronto). Ella es una artista. Yo no suelo usar la palabra “moda” muy frecuentemente. Y ella es una estudiante del mundo; conoce todo sobre ciencias, naturaleza, arte y música. Y es emocionante tener ese estilo de colaboración, porque además de ser amiga, es una gran artista. Es única.

A punto de cumplir los 30 años (nació en Israel, el 9 de Junio de 1981), Natalie Portman se crió prácticamente en una pantalla de cine. Apenas tenía 11 años cuando un representante la descubrió en una pizzería y aunque le habían ofrecido un perfecto futuro como modelo, ella prefirió la actuación. Tampoco parece que se equivocó, porque logró atrapar la atención desde el debut en cine con la película “The Professional”.

También consiguió la fama internacional, gracias a George Lucas y el personaje de Queen Amidala en el Episodio I de “La Guerra de las Galaxias”. Pero Natalie prefería otro estilo de cine, como las comedias dramáticas de “Anywhere But Here”, “Where the Heart is” y la nominación al óscar por la película “Closer” con Clive Owen, Julia Roberts y Jude Law. Para hacer teatro en Broadway con “El Diario de Anna Frank”, Natalie Portman se dio el lujo de rechazar a Robert Redford con “The Horse Whisperer” y por querer evitar cierta exposición sexual, también rechazó el papel protagónico de “Lolita”.

También la consideraron para “Elizabethtown” en vez de Kirsten Dunst y para “Iron Man 2” en lugar de Scarlett Johansson. Hasta Christina Ricci alguna vez dijo que a menudo recibe ofrecimientos de las películas que rechaza Natalie Portman, tal cual como pasó con “The ice storm”.

Del otro lado de las cámaras, Natalie también tuvo otras historias románticas, como el noviazgo con Gael García Bernal y la actual relación del mismo coreógrafo Benjamin Millipied que en cierta forma refleja la misma historia de la película “Black Swan”, donde otro coreógrafo trata de conquistar a la bailarina estrella que interpreta Natalie Portman.

¿Habiendo recorrido el mundo gracias al cine, hay algún lugar en particular que le gusta más que otros?

El Este de Africa es uno de mis lugares favoritos en el mundo. Hace dos años estuve en Etiopía y me pareció increíblemente hermoso. Es uno de los lugares más bellos que vi en mi vida. De verdad, es asombroso. Y creo que es una parte del mundo que todavía no fue capturada por el cine. Conozco gente como yo que está tratando de apoyar a los cineastas locales, con nuevos proyectos en Kenia y Uganda, para que hagan películas de sus propios hogares en vez de recurrir a Hollywood para filmar una película de la región.

¿Suele aprovechar su nombre y la fama para involucrarse también en obras de bien?

Desde que estaba en la Universidad, vengo trabajando con un grupo que se llama Thinka y resultó ser una de las mejores oportunidades que tuve en mi vida. Es una organización microfinanciera que trabaja en 22 países en desarrollo, encargándose de facilitar pequeños préstamos a mujeres que no ganan más de tres dólares por mes, para que empiecen sus propios negocios. Y fue absolutamente increíble conocer gente así y ver la diferencia psicológica cuando alguien toma control de su vida para mejorar. Siento que tuve suerte por el solo hecho de haber participado en algo así.

Al estilo del mejor cine de Hollywood, la película “Black Swan” envuelve drama, romance y sensualidad, con ballet y una genial fantasía del personaje de Natalie Portman que sueña con reemplazar a la primera bailarina (que interpreta Winona Ryder), entre los celos y competencia de sus otras compañeras, además de una madre tan obsesionada en el éxito, como ella.

Es la primera vez que la vemos en un personaje tan sexual, con los desafíos de mostrarse como una bailarina profesional ¿Cómo vivió semejante experiencia desde un punto de vista más personal?

No sólo nos dieron estos personajes complicados, el director (Darren Aronofsky) también nos dio la libertad de agregar nuestras propias ideas. Creo que trabajamos con cierta telepatía, que nunca antes tuve con un director, porque apenas él decía media palabra, yo sentía que ya lo había entendido. Estábamos en una extraña zona de enfoque que nos permitió compartir las mismas intenciones.

Hay quienes dicen que pasó un año entero tomando clases profesionales de ballet, especialmente para la película y hay quienes aseguran que ya venía estudiando danzas desde la infancia ¿Quién dice la verdad?

Me encantan las controversias (ríe). Pero sí, yo había practicado ballet cuando tenía 12 años y dejé justo cuando empecé a trabajar seriamente como actriz. Y para la película “Black Swan”, a los 27 años, volví a las clases de danza. Es decir que me tomé un descanso bastante largo de 15 años en el medio, pero es cierto que ya tenía una base bastante decente cuando empezamos con la película.

¿Y el esfuerzo después de tanto entrenamiento valió la pena?

Sí y los resultados están a la vista en la película. Pero trabajé con muchísimos entrenadores. Con Marion Bowers estuve un año entero, después seguí con Georgina Pazcoguin, Mary Helen Bowers y Benjamin (Millepied, el novio). Todos fueron instrumentos esenciales para lograr la perfección. Al lado mío tuve a los mejores profesionales en el mundo del ballet.

¿Con la danza aprendió algo que no había aprendido antes como actriz?

Es una buena pregunta. Y resultó una enorme lección de actuación, porque el cine es un medio muy visual, no es un medio de palabras. Y la danza, obviamente, se expresa solamente con el físico. Yo no tenía idea de los detalles, como se mueven las puntas de los dedos o el lugar donde van los ojos en la cabeza para dar una vuelta y todo lo que se puede expresar con diferentes partes del cuerpo. La película, además se concentra demasiado en mi cara. Y es algo que afectó mi carácter, moviendome en una forma diferente para sostener el cuerpo, levantar o bajar la cabeza... Produjo muchos cambios en temas que antes nunca le había prestado atención.

¿Y el lado emocional de la película? ¿También necesitó cierta preparación especial para los diferentes ángulos de felicidad, enojo o tristeza por los que tuvo que pasar con la película?

En ese sentido corrí con la ventaja de haber hablado del tema ocho años atrás con el mismo director. Empezamos las primeras conversaciones, en el 2002, cuando yo todavía estaba en la Universidad. Estábamos una noche en el dormitorio de la Universidad (Empieza a reír demostrando que solo bromea) No, no, no ¿No hubiera sido genial? La película se demoró muchísimo, pero la idea original que tenía es como terminó mostrando el cine.

¿De verdad pasaron ocho años desde la primera vez que plantearon la idea original de la película ‘Black Swan’?

No había nada escrito, sólo teníamos la idea, pero las escenas estaban diagramadas, con los puntos importantes y el ambiente general. Era algo que en cierta forma existió en mi cerebro durante un tiempo muy largo. Pude procesarlo. Y poder sentarme para imaginarlo durante ocho años, fue una gran ayuda.