Fue una celebración nupcial de gran esplendor, como pocas que se suelen celebrar en el país. Era la fiesta de bodas en honor a los enamorados Lorena Larach Zablah y Eugenio Molina Lesage.
En un hermoso atardecer, sus padres Ivonne Lesage Siwady y Yolanda y Miguel Larach presidieron la emotiva ceremonia oficiada por el pastor Alejandro Espinoza y con hermosas alabanzas en la voz de Julissa Espinoza.
Por ser un enlace muy selecto se escogió una majestuosa residencia en cuyos suntuosos corredores de travertino italiano con columnas de inspiración mediterránea se instaló el banquete para el que se congregaron cerca de 200 invitados que festejaron por el amor de Lorena y Eugenio. Como padrinos fueron escogidos los esposos María Antonia y Gustavo Adolfo Molina y Jeannette y Miguel Ángel Larach.
La emotiva bendición cristiana fue en un bello escenario. Sobre la piscina se colocó el altar donde los novios fueron bendecidos.
En esa área, un árbol centenario de frondosas ramas se inclinaba suavemente y engalanaba más el ambiente con espectaculares lámparas en cristales facetados que desprendían tonos boreales, haciendo la ilusión de una suave lluvia de pedrería sobre la pareja.
Debido a que la fiesta matrimonial Molina Larach fue un evento de mucho detalle que sorprendió a los asistentes, se escogió para la decoración a Alexandra Lockmer.
Desde Holanda se importaron los hermosos ramos de tulipanes en una profusión de tonos mandarina, fucsia y amarillo, complementados con hermosas calas en miniatura a tono y cultivadas en los viveros californianos que se asomaban con delicadeza de la cristalería en dimensiones que adornó cada mesa.
Romántico
Mientras los recién casados bailaban el vals, un sorprendente show de fuegos artificiales iluminó el cielo de aterciopelado manto negro; fue un bello momento para que los presentes aplaudieran por el amor de Lorena y Eugenio.
La agrupación My Way vino desde El Salvador para amenizar la recepción, mientras los convocados saboreaban el variado menú internacional que incluyó recetas inéditas de la chef de la alta sociedad sampedrana Ana María Salgado, de restaurante Baranda.
También degustaron los famosos postres de Claudette Hawit, la tradicional comida árabe y la sopa para la madrugada preparada por la madre de la novia, Yolanda Larach.
Completaron el bufé los platillos italianos de Bel Paese restaurante, que fueron obra del chef italiano Piero Massa.
René Matute, el nuevo talento de la fotografía en la ciudad, se encargó de los retratos oficiales de la pareja y las fotos del recuerdo, así como del video.
Capturó la dicha de los enamorados en los diferentes ambientes de la residencia donde la novia lució con gran esplendor su estilizada figura realzada con una ajustadísima columna sirena de escote palabra de honor.
Lorena y Eugenio ahora están en plena luna de miel en las Bahamas, donde visitan sus innumerables atractivos naturales.
A su retorno residirán en San Pedro Sula, después de esta mágica, elegantísima e incomparable fiesta nupcial.
Todos aquellos que tuvieron el privilegio de ser invitados a este esperado enlace quedaron maravillados no sólo con la fastuosa estancia de fiesta, sino también con la distinción absoluta y decoración de esta inolvidable boda.