EUA.
Nadie puede negar que en su momento Lindsay Lohan tuvo una de las vidas sociales más agitadas de Los Ángeles o Nueva York -cualquier evento o fiesta que se preciara contaba con su presencia-, al igual que resulta justo reconocer que la antigua estrella infantil ha conseguido reconducir su vida personal, o al menos dejar atrás sus problemas con la justicia, tras tomar la decisión de alejarse de la escena nocturna y los paparazzi mudándose a Londres en 2012.
Por esa misma razón, a la pelirroja intérprete le molesta enormemente que su polémica vida anterior la siga allá donde vaya sin importar los años que han pasado ya desde que se rehabilitara por completo.
'¿Qué quieren decir con eso? La palabra en sí ya me molesta; 'fiestera'. La gente se queda anclada en el pasado, se obsesiona con las historias que se contaban de mí en Los Ángeles, y lo odio. Eran todo mentiras', lamenta la intérprete en una nueva entrevista a la revista Emirates Woman desde su nuevo hogar en Dubái, donde se instaló hace unos meses tras el final de su relación con Egor Tarabasov.
'Me trasladé en busca de privacidad; aquí no me siguen todo el tiempo ni se interesan en lo que estoy haciendo. Así puedo trabajar mucho más, sin la presión añadida de que cada segundo de mi vida sea sometido a un intenso escrutinio mediático. En realidad nunca paro de trabajar, mi mente no descansa'.
Ahora que su carrera interpretativa ha quedado en un segundo plano, aunque se espera que participe en la secuela del filme juvenil 'Una auténtica muñeca', Lindsay se ha centrado en sus aventuras empresariales, que incluyen una exitosa cadena de locales nocturnos en Grecia.
'Pensé: ¿Cuál es la mayor equivocación que existe en torno a mi persona? Y me di cuenta de que era el hecho de que se crea que siempre estoy de fiesta, así que decidí crear mi propio club. Y resulta que ahora nunca voy a ellos', asegura divertida.
Nadie puede negar que en su momento Lindsay Lohan tuvo una de las vidas sociales más agitadas de Los Ángeles o Nueva York -cualquier evento o fiesta que se preciara contaba con su presencia-, al igual que resulta justo reconocer que la antigua estrella infantil ha conseguido reconducir su vida personal, o al menos dejar atrás sus problemas con la justicia, tras tomar la decisión de alejarse de la escena nocturna y los paparazzi mudándose a Londres en 2012.
Por esa misma razón, a la pelirroja intérprete le molesta enormemente que su polémica vida anterior la siga allá donde vaya sin importar los años que han pasado ya desde que se rehabilitara por completo.
'¿Qué quieren decir con eso? La palabra en sí ya me molesta; 'fiestera'. La gente se queda anclada en el pasado, se obsesiona con las historias que se contaban de mí en Los Ángeles, y lo odio. Eran todo mentiras', lamenta la intérprete en una nueva entrevista a la revista Emirates Woman desde su nuevo hogar en Dubái, donde se instaló hace unos meses tras el final de su relación con Egor Tarabasov.
'Me trasladé en busca de privacidad; aquí no me siguen todo el tiempo ni se interesan en lo que estoy haciendo. Así puedo trabajar mucho más, sin la presión añadida de que cada segundo de mi vida sea sometido a un intenso escrutinio mediático. En realidad nunca paro de trabajar, mi mente no descansa'.
Ahora que su carrera interpretativa ha quedado en un segundo plano, aunque se espera que participe en la secuela del filme juvenil 'Una auténtica muñeca', Lindsay se ha centrado en sus aventuras empresariales, que incluyen una exitosa cadena de locales nocturnos en Grecia.
'Pensé: ¿Cuál es la mayor equivocación que existe en torno a mi persona? Y me di cuenta de que era el hecho de que se crea que siempre estoy de fiesta, así que decidí crear mi propio club. Y resulta que ahora nunca voy a ellos', asegura divertida.
