Fueron 45 días de esperanza, de fe. El doble trasplante, de corazón y pulmones, realizado el pasado 20 de noviembre en el centro médico de Mendoza le permitió a Sandro, y a todos los que lo quieren, soñar con una mejoría que le posibilitara vivir con plenitud; sin embargo, el lunes su lucha terminó tras sufrir un shock séptico.
La decisión de operarlo por generaba un riesgo muy alto. “El Gitano” lo sabía, pero aún así tuvo coraje para afrontar lo que fuera con tal de poder mejorar y vivir algunos años más.
El trasplante había resultado un verdadero éxito. La recuperación de Sandro generaba mucha expectativa y hasta les permitió soñar, a él y a sus “nenas”, con algún recital en el futuro, sin importar cómo, cuándo ni dónde.
Sin embargo, poco a poco comenzaron a surgir inconvenientes. “El Gitano” volvió a ser intubado y, a mediados de diciembre, debió someterse a una traqueotomía por una infección pulmonar.
“Tuvimos que empezar de cero”, decía por entonces Sergio Perrone, el cardiólogo personal de Sandro.
“El Gitano” se negaba a someterse a esa intervención, no por miedo, sino porque la consideraba invasiva y no quería que le afectara las cuerdas vocales.
Para hoy está previsto su funeral en un cementerio privado en la capital argentina.
Crónica de una lucha
Los días fueron pasando y la salud de Sandro mejoraba y desmejoraba en cuestión de horas. El optimismo le daba paso a la incertidumbre.
La aparición de cuadros febriles en el cantante era síntoma de que la recuperación no era como se esperaba. Sin embargo, los médicos, que siempre tuvieron cautela con respecto al estado de Roberto Sánchez, el verdadero nombre del cantautor, creían que la situación aún era controlable.
Sin embargo todo se complicó. Primero tuvieron que operar a Sandro por una dificultad en la tráquea. Y “El Gitano” volvió a salir.
Luego los médicos informaron que el cantante trajo en su cuerpo, antes del doble trasplante, “un bicho muy difícil de tratar”, conocido como Acinetobacter baumann.
Se trataba de un germen que es “bastante conocido y fue descrito en 2003 cuando se supo que desde el ejército iraquí fue transmitido a los hospitales norteamericanos y a partir de ahí se diseminó en el mundo”, contaba a fines de diciembre el cardiólogo Guillermo Bortman.
“El Gitano” pasó las fiestas internado, pero con muchas esperanzas de empezar el 2010 con una salud que le permitiera vivir mejor. O al menos no sufrir. El cantante debió ser intervenido nuevamente en la madrugada del lunes por una afección bronquial y los médicos ya anunciaban una situación “muy crítica”. “Estamos haciendo todo lo posible para salvarlo”, decía el cardiocirujano Claudio Burgos.
Ese mismo día, el popular artista entró una vez más al quirófano, pero esta vez su cuerpo no resistió. Sandro amó la vida y luchó por ella. La Argentina lo despide con dolor, pero con la tranquilidad de saber que todos, y sobre todo él, hicieron todo por su vida.
El adiós de un grande
Una multitud aguardaba desde la madrugada del martes bajo el sol abrasador del verano para darle el último adiós a Sandro, cuyos restos están siendo velados en el Congreso de la Nación.
Con banderas y fotografías del ídolo, rosas rojas y una profunda pena, los admiradores hacían una fila de tres cuadras en los alrededores del Palacio Legislativo, donde después del mediodía comenzó el velatorio en el llamado “Salón de los Pasos Perdidos”, mismo lugar donde en octubre la cultura argentina despidió a otra de sus mayores exponentes: la folclorista Mercedes Sosa.
“Para mí era todo. Es un duelo muy grande”, dijo a Aptn Nelly Sosa, una fanática recostada sobre una de las vallas que rodea el Congreso. Numerosas seguidoras dejaban cartas, velas encendidas y flores en la casa del artista en la localidad de Banfield, al sur de Buenos Aires.
“Yo lo sigo desde el año 1969. Sacando el artista, era una gran persona. Para nosotros (sus seguidores) no está muerto”, dijo Mario Candia, mientras se protegía del sol con una gorra roja llena de prendedores con fotos de Sandro.
El deceso de “El Gitano” fue la noticia excluyente de las portadas de los diarios locales, que también le dedicaron suplementos especiales.
“La gran batalla creo que no la pudimos ganar pero creo le dimos una chance de vivir que se la merecía”, dijo Claudio Burgos, el médico que le realizó el trasplante múltiple.
No olvide
Roberto Sánchez, el verdadero nombre de Sandro de América, nació el 19 de agosto de 1945. Fue hijo único de Vicente Sánchez e Irma Nydia Ocampo.
Según Wikipedia, el cantante argentino publicó 52 álbumes originales y participó en 16 películas.
Sandro fue el primer latino en cantar en el Madison Square Garden de Nueva York. En 2005 recibió el Grammy Latino a la Trayectoria.
“Hay música para recordarlo siempre”: Matute
El sampedrano Félix Amílcar Matute, quien hace 44 años trabaja como locutor, lamenta la partida del cantautor Sandro.
él transmitió por Radio El Mundo 90.7 FM partes del show que el intérprete de “Arráncame la vida” ofreció hace más de 20 años en el Campo Agas de esta ciudad.
“Sandro era de un corte popular tan famoso en América y en el mundo, por lo que lamento su partida. Me dolió bastante enterarme de que a un gran personaje, Roberto Sánchez como es su verdadero nombre, le haya sorprendido la muerte de ese modo”, expresó.
Matute, quien inició su carrera radial un 1 de diciembre de 1965 y además participó siete años en televisión, recordó que las instalaciones del Agas no eran las adecuadas en ese momento, pero que la gente se aglomeró para ver a “El Gitano” interpretar sus grandes éxitos.
“No había aire acondicionado y él ni siquiera renegó”.
“Sandro era un personaje que gozaba de una energía tremenda. Me sorprende la muerte de él y me pesa como ser humano. En mis programas nunca desapareció, siempre la gente pedía canciones de él.
Recientemente puse ‘Penumbras’ y los radioescuchas siguieron llamando para pedir sus éxitos ‘Madre querida’ y ‘Te propongo’, entre otras”, cuenta. El presentador junto a su hija Alma, de “Honduras, la familia y sus artistas” y “Cabina del aire”, manifiesta que son tantas las canciones de Sandro que hay para recordarlo por toda la vida.
“En los 70 y 80 tuvo su época de oro, de ‘pegue’, pero nunca desapareció por su forma de interpretar la música y por su entrega con el público”, finalizó.