Felícita Alfaro pasó sus primeros años de vida en Macuelizo, Santa Bárbara, para luego viajar al internado María Auxiliadora de Santa Rosa de Copán.
En la calle no falta quien la salude con jovialidad, pues por más de tres décadas ha impartido el pan del saber en varias escuelas de la ciudad. Su primera experiencia como profesora, de 1972 a 1974, transcurrió en la escuela Francisco Morazán, localizada en la Azucarera Chumbagua.
Su ansia de superación la impulsó a viajar a la capital donde, gracias a una beca, se graduó de maestra de educación física para el nivel primario.
Entrega
La vida de esta maestra de generaciones toma relevancia, y a la vez se convierte en un ejemplo de abnegación, al conocer que con su apoyo y entrega sus hijos han seguido una misma pasión: amor por la música.
Cuatro de ellos se han graduado en la escuela de música Victoriano López, aunque los otros dos también mostraron su talento artístico en ese centro educativo.
Su vida es una continua entrega para educar no sólo a sus vástagos, sino también a los niños de la pequeña escuela que fundó hace casi una década con el nombre de Benjamín Acevedo.
“Esta escuelita funciona en una zona que no es de alta plusvalía. Así que es más una labor social con el deseo de inculcar en los niños el amor por la música”, dice.
Allí ofrecen clases para kinder y primaria. Mientras ella atiende las clases generales, sus hijos colaboran en la enseñanza de flauta dulce, piano y violín.
Satisfacción
Me pregunta si tengo hijos y entonces dice que si los tuviera entendería mejor “que uno siempre mira por el éxito de sus hijos. Hemos vivido para darles la oportunidad de estudiar y que se sientan realizados en lo que les gusta”.
Habla de ellos con orgullo, “Lucrecia es graduada de violín; David también estudió en la Victoriano, pero no terminó porque se integró a la sinfónica como violoncelo; Miguel se graduó en violín hace dos años; Rocío es una excelente violinista aunque no finalizó; Johnny acaba de graduarse también en violín y Ángel ha sido el ejemplo para que los demás hayan seguido la carrera artística.
Así que la profesora Felícita es madre de cinco violinistas y un violoncelo, entre ellos el reconocido Ángel Ríos.
Trayectoria
Es subdirectora de la escuela Dionisio de Herrera en el barrio Río Piedras. Trabajó en las escuelas José Castro López, Petronila Barrios, Luis Landa y John F. Kennedy.
Matrícula
Las clases en la escuela Benjamín Acevedo inician el 5 de febrero. Se localiza en la colonia Aurora, 15 avenida, entre 7 y 8 avenida. Información al 552-3957.