Desfiles que además de indumentaria innovan con orquestas en vivo, puestas teatrales, modelos exóticas y sorpresas creativas para el público: el fenómeno de las fashion weeks se reviste como un espectáculo del siglo XXI.
Mientras que el evento en sí, que cada temporada despliegan numerosas capitales del mundo, resultan un gran show para los asistentes.
“Las semanas de la moda constituyen una trama que reúne a distintas personas en una gran red operativa, generadora de negocios”, apunta Kika Tarelli, portavoz de Contenidos de Buenos Aires Fashion, Bafweek.
Dejaron huella
En un principio, las semanas de la moda latinoamericanas tuvieron como objetivo instalar en el exterior el concepto de identidad de las modas nacionales (las de Argentina, Brasil y Colombia son las que hace más tiempo se realizan con regularidad). La idea era que el mundo supiera que el diseño de indumentaria de esta región está creciendo de forma sólida y tiene algo propio para ofrecer.
“Lo que más cambió desde el escenario inicial de ColombiaModa es la imagen de nuestro país. Este evento creado hace 21 años se propone fortalecer el sector textil-confección colombiano, impulsar las exportaciones y dar a conocer a nivel nacional e internacional el talento y la creatividad colombiana”, afirman sus directivos.
La primera edición de la Semana de la moda de Buenos Aires fue en 2001, y su propósito era constituirse en una “vidriera importante del diseño local”, indicó Tarelli.
Varias de estas fashion weeks privilegian el diseño de autor, que es el característico de un creativo (en vez de una marca masiva), donde la figura del diseñador es protagónica y las prendas tienen ediciones limitadas, junto a una manufactura artesanal detallista.
En el mundo de la moda, que en su paradoja de diferenciación y homologación mantiene como constante la búsqueda de lo novedoso, el diseño de autor constituye un factor diferencial bienvenido, así como las identidades nacionales y regionales, que suman su toque folclórico y único a una moda urbana globalizada.
Moda global en LA
Aunque se denominen “semana de la moda”, sólo la de Sao Paulo dura siete días. Las demás tienen un promedio de entre tres y cinco días, incluyendo las fashion weeks que se han hecho en México, Perú, República Dominicana, Ecuador, Panamá, Chile y Uruguay.
Brasil lidera este fenómeno en la región: la Sao Paulo Fashion Week no sólo existe desde hace 14 años, sino que integra el circuito internacional de la moda junto a París, Milán, Londres y Nueva York, según apuntan sus organizadores. Cuando surgió, la meta era alinear a toda la cadena textil brasileña, desde la industria hasta las confecciones y diseñadores, creando un calendario único de lanzamientos del sector. En tanto, Fashion Río lleva ocho años, con vocación por la ropa de playa y una moda más despojada, mientras Sao Paulo, por ser la capital de negocios del país, concentra las marcas más fuertes en términos de distribución local y mundial, añaden las fuentes. Las capitales del diseño latinoamericano también tienen moda global.
“La identidad colombiana es rica en colores y swing, somos alegres y expresivos. Sin embargo, la moda de nuestros diseñadores es una moda global, del mundo. De hecho se vende muy bien en EUA, Ecuador y México”, expresan directivos de ColombiaModa.
En gran medida, esta propuesta local con enfoque internacional se fundamenta en el informe de tendencias globales Isci, con el que el Instituto para la Exportación y la Moda, InexModa, busca unificar los lenguajes de la moda. Las fashion weeks de Sao Paulo, Río, Buenos Aires y Colombia marcan tendencias para cada temporada. Tras las recientes ediciones de las semanas brasileñas, a fines de febrero se presentarán las colecciones otoño-invierno 2010 de Bafweek. Para el evento de la capital argentina, los organizadores anticipan una silueta femenina en forma de T para vestidos y “blazers” con hombreras voluminosas que remiten a los años 80, década que hace ya dos años inspira poderosamente a los diseñadores de moda en todo el mundo.
Habrá un equilibrio de colores neutros como manteca y melange, frente al brillo de las lentejuelas para la noche. En cuanto al calzado, vuelven las botinetas remixadas, zapatos con plataforma y botas de caña alta que incluso trepan sobre la rodilla. Continúa la tendencia del encaje que suma misterio a la imagen femenina, al tiempo que los cuadros escoceses jugarán con variedad de tamaños en las telas.
Los abrigos invernales se animarán con estampados, los tejidos incluirán lanas condensadas, fieltros y franelas en estructuras livianas, mientras la cachemira y la alpaca definirán siluetas minimalistas, adelanta la portavoz Tarelli.
En la próxima edición de ColombiaModa, que se hará en julio, se presentarán colecciones para la primavera-verano 2010 y según pronostica el Isci, congregarán varias de las actitudes fundamentales según el consumidor.
La “ancestral” abarcará vestidos con mangas tipo globo y cuellos redondos para las mujeres, y una silueta envolvente con inspiración de la India para los hombres, así como nuevos largos de pantalones, mientras que la “consciente” desestructurará los trajes masculinos hechos en fibras naturales y propone una mezcla de “t-shirts”, camisa y blazer.
Las propuestas para ellos
París. Modelos con trajes en los que sobresalen detalles antiguos llenaron el fin de semana la pasarela en París de la colección de Dior para caballeros: chalecos, abrigos amplios y pantalones que apenas llegaban al tobillo.
El diseñador Kris Van Assche presentó variaciones innovadoras del traje clásico, que recortó y distorsionó para darle nuevas proporciones y un aire sobrio.
“Le quería dar al traje negro mayor fluidez, mayor comodidad con trajes grandes en materiales pesados, pero no quería que los sacos fueran de 100 kilos”, dijo el diseñador Belga a The Associated Press.
El diseñador trabajó con los colores negro, carbón y crema, nada más. Con ellos configuró sus sacos extragrandes de frentes largos que se afilaban hasta formar una “V” y los combinó con pantalones cortos.
Algunas de las chaquetas tenían solapas arqueadas mientras que otras se mutaban hasta convertirse en bufandas.