Trabajó para los servicios de inteligencia británicos y viajó a lo grande por el mundo. Le encantaban los autos veloces, el martini seco y las mujeres hermosas. Se llamaba Ian Fleming.
Al cumplirse el centenario de su nacimiento, una nueva muestra en el Museo Imperial de Guerra de Londres analiza la vida de un escritor cuya vida fue casi tan emocionante como la de su creación más famosa: el agente secreto James Bond.
'Hay muchos paralelos: los autos, las muchachas, su pasión por los martinis', dijo Godfrey Smith, quien trabajó con Fleming durante una década en el diario The Times. Smith dijo que los periodistas jóvenes del diario en los años 50 consideraban a Fleming un ejemplo envidiable, alguien que salía con mujeres encantadoras y que los viernes por la tarde se escapaba en un auto deportivo para jugar golf.
La muestra 'Sólo para tus ojos: Ian Fleming y James Bond' es la primera ocasión en que el museo de guerra dedica una exhibición a un escritor y el personaje ficticio que creó. Bond era un personaje increíble, y Fleming también.
Excéntrico
La exhibición que durará hasta el 1 de marzo de 2009 ofrece muchos atractivos a los aficionados a Bond y también a los de Fleming. Hay afiches de películas, copias de cinturones propulsores y autos submarinos de alta tecnología, así como el bikini que lució Halle Berry en 'Otro día para morir'.
La muestra también refleja la vida azarosa de Fleming, desde su niñez privilegiada como hijo de un legislador conservador que murió en la Primera Guerra Mundial cuando aquél tenía ocho años hasta su carrera como periodista. Cuando estalló la segunda gran conflagración mundial, Fleming se incorporó al servicio de Inteligencia Naval como asistente del director, el almirante John Godfrey, a quien se considera el modelo del jefe del espionaje 'M' en la saga de James Bond.
'Durante los años de la guerra recopilaba material para las historias de Bond', recordó Ben Macintyre, autor de un libro que acompaña la exhibición.
Macintyre dijo que Fleming fue empleado por la inteligencia naval como planificador, y que algunas de sus ideas en tiempos de guerra pudieron haber provenido de sus novelas.
Bond transmitió al agente 007 su afición por el lujo. El reloj pulsera de Bond es un Rólex, su champú es Pinaud Elixir, y a sus martini los agita sin revolverlos. Sus villanos también tienen gustos exquisitos.
Bond le dio a Fleming fama y riqueza. Cuando murió de un ataque cardíaco a los cincuenta y seis años en 1964, sus libros habían vendido más de cuarenta millones de ejemplares y habían creado toda una saga cinematográfica. Pero Fleming también sintió frustración por haber cobrado notoriedad con libros que consideraba de mera evasión en vez de literatura seria. Más de cincuenta años después de la muerte de Fleming, su 007 es más famoso que nunca. Este año se estrenará la película número 22 de Bond, 'Quantum of Solace'.
El centenario de Fleming es conmemorado por numerosos actos, incluyendo la publicación de un nuevo libro de Bond, 'Devil May Care', escrito por el novelista Sebastian Faulks. El Correo Real Británico emitió una serie de sellos postales de James Bond para el aniversario.