19/12/2025
07:52 AM

Carta de un padre arrepentido

Querida hija, ésta será probablemente la única vez que te escriba, he perdido demasiado tiempo lamentándome por mis errores y hoy, tragándome ese orgullo maldito que me impedía acercarme a ti, en el umbral de mi celda, esperando lo inevitable, no quiero irme sin pedirte perdón por no haber sido el padre que tú esperabas, estoy tan arrepentido de haber descubierto tardíamente esa maravillosa experiencia de ser padre.

    Querida hija, ésta será probablemente la única vez que te escriba, he perdido demasiado tiempo lamentándome por mis errores y hoy, tragándome ese orgullo maldito que me impedía acercarme a ti, en el umbral de mi celda, esperando lo inevitable, no quiero irme sin pedirte perdón por no haber sido el padre que tú esperabas, estoy tan arrepentido de haber descubierto tardíamente esa maravillosa experiencia de ser padre.

    Quiero que sepas que te extraño mucho a ti y a tu madre, cuánto deben sufrir por mi estupidez.

    Nunca tuve la fuerza y entereza para asumir las obligaciones de tu educación.

    Perdóname por no haber estado capacitado para ayudarte y para protegerte.

    Perdona mis constantes pleitos con tu madre, mi ausencia y trasnochadas, nunca imaginé cuánto dolor te causaba que durante las noches no pudieras dormir y estuvieses llorando.

    Además, en mi ceguera olvidara que yo era la causa y además te reprimiera, te gritara y a veces hasta te golpee.

    De nada me sirvió haberte dado los mejores juguetes y enviarte a las mejores escuelas, comprarte los artículos de moda, mandarte a campamentos de verano a los mejores sitios para que estuvieses feliz, te daba todo lo que querías, excepto lo que necesitabas.

    No quiero irme sin que antes sepas que todo este tiempo lejos de ti ha sido mi peor castigo.

    Muchas veces pensé y busqué la forma de poder enmendar mi irresponsabilidad, no quería que supieras nada de mí, sentía vergüenza y dolor, no sabía cómo demostrarte mi arrepentimiento, no me atrevía a pedirte un simple perdón.

    Hubiese querido que al menos por una sola vez vieses en mí a un buen amigo, que estrecharas mi mano y charláramos un poco.

    En mi interior sabía que ese día nunca llegaría, así me dediqué a leer una gran cantidad de libros y encontré las causas del comportamiento humano, comprendí que gran parte de nuestros fracasos y desengaños provienen precisamente de ese afán de querer ser lo que no somos.

    En estos momentos no pretendo ser para ti el padre que siempre quisiste. Durante mis noches de insomnio escribí las siguientes notas que serán la única herencia que pueda dejarte.

    En ellos encontrarás una breve guía para que aprendas a cultivar flores que adornen tu jardín y abran tu corazón.

    Por favor, no cometas los mismos errores que yo.