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Hondureño actuó en película que ganó un Óscar

  • 29 febrero 2016 /

Óscar Gale hace el papel de un “Hombre Tatuado” en la cinta 'The Big Short'.

Hollywood, Estados Estados Unidos

El actor hondureño Óscar Gale (35) participó en la película The Big Short (La Gran Apuesta) que ganó una estatuilla al mejor guion adaptado en la 88 edición de los Óscar.

El talentoso hondureño ha compartido además con grandes actores como Mark Wahlberg en Contrabando, Brad Pitt en Killing them softly, Paul Walker en el film Hours, Sylvester Stallone en Grudge match y Ryan Raynolds.

Gale, de madre hondureña, nació en Nueva Orleans, creció en Kenner, Louisiana, una pequeña ciudad fuera de Nueva Orleans.

En The Big Short, Gale quien es dueño The Social Club Barbershop, hace un papel corto en la historia que está centrada en los “niños bonitos” de Wall Street que pierden sus millones y un estilo de vida ostentoso, lleno de desenfreno, carros de lujo, fiestas, mujeres espectaculares y ropa cara.

El personaje de Óscar Gale nos da una visión diferente y nos muestra otras víctimas de la crisis financiera: las personas que rentaban casa y que tuvieron que quedar sin un techo debido a los propietarios perdieron el inmueble.

El “Hombre Tatuado” (Gale) se enfrenta a la situación de tener que desalojar su casa pues la persona a la que se lo rentaba ya había entrado en una mora de perdida hipotecaria, al final nos muestra una impactante escena como lleva comida a su familia que ahora viven dentro de un carro.

El barbero hondureño Óscar Gale (35) participa en la película The Big Short.

El hondureño Óscar Gale (35) es el “Hombre Tatuado” en The Big Short.

Foto: La Prensa

El hondureño Óscar Gale y el actor de NCIS Scott Bakula.
La escena más poderosa de La gran apuesta no es sobre hombres blancos y ricos
Casi cada momento de La gran apuesta está dedicado a la vida de hombres apuestos, blancos y ricos que se enfrentan a las consecuencias de hacer montones de dinero apostando contra el sistema financiero.

Pero la escena más impactante no tiene que ver con tipos blancos y carismáticos.

La parte más memorable es el momento en que un padre anónimo se da cuenta de que está a punto de perder su hogar. Y la culpa no es suya.

El padre se da cuenta de su situación por medio de dos investigadores de Wall Street que tienen la misión de averiguar por qué muchos propietarios de casas han caído de pronto en deudas impagables. Llegan a tocar la puerta del hombre en medio de un vecindario casi desierto. Sorprendentemente, les abre.

Los investigadores preguntan por el atraso en el pago de la hipoteca. El padre no puede creer que el dueño de la casa que él alquila no haya pagado todavía y les pregunta si tendrá que irse porque 'mi hijo apenas se está acostumbrando a la escuela de acá'.

La escena es tan corta que uno podría pasarla por alto, pero simboliza a víctimas de la crisis de vivienda que han sido ignoradas: los inquilinos que no se quedaron sin casa por su culpa, sino por la de sus caseros.

Cuando la burbuja de la crisis explotó, una de cada cinco propiedades ejecutadas por hipoteca era un inmueble en alquiler.
Muchos ven la crisis como un grave problema para los propietarios de casas, pero olvidan los líos que pasaron los inquilinos, quienes de repente se quedaron sin un sitio donde vivir.

Óscar Gale, quien interpretó el papel del inquilino anónimo, usó su experiencia personal al prepararse para el papel. Gale creció en Kenner, Louisiana, pequeña ciudad en las afueras de Nueva Orleans, donde la gente pasaba zocándose la faja.

'Entiendo el papel porque sé muy bien lo que se siente cuando no tienes qué comer', cuenta Gale al Huffington Post. 'Sé cómo se siente dormir en tu carro. No es algo bonito'.

Según Gale, la zona de Nueva Orleans donde vivía fue una de las últimas del país en ser golpeadas por la crisis, pero unos pocos años antes recibió otra clase de castigo financiero: el huracán Katrina. La experiencia le sirvió para meterse en el personaje.

'Tengo tres niños', dice. 'Si fuera yo [en vez de su personaje], trataría de hacer de todo, lo que sea, para asegurarme de que mis hijos tiene techo donde dormir'.

La gran apuesta es un filme entretenido y educativo, pero hay un momento en que la situación que describe nos parece inmoral e injusta: el momento en que Wall Street llega a tocar la puerta de un pobre inquilino en problemas.

Casi al final de la película, mientras los protagonistas se enfrentan a las riquezas que han logrado, el inquilino anónimo vuelve a aparecer, en un resumen del mundo que él y su familia deben afrontar después de la crisis, como tantos estadounidenses, sin tener la culpa de que eso pasara: vemos al hombre salir de una tienda y entrar en su automóvil. Cuando entra, vemos a su hijo, su esposa y las posesiones de la familia. Ahora viven en su carro.

Fuente: huffingtonpost.com