Taipéi, Taiwan.
Todos los días, Yata Wang visita un minisupermercado para el desayuno. Regresa después del almuerzo en busca de algún postre. Después, el té de la tarde. Luego, un snack para la noche.
“Los minisupermercados son como el arroz con carne de cerdo”, asevera Wang, un vendedor de arte en Taipéi en referencia a un plato típico de Taiwán. “Están en todos lados pero uno sigue anhelando su sabor”.
Esta clientela apasionada y de alta frecuencia es habitual aquí, y con razón. Los minisupermercados de Taiwán son de los más útiles del mundo.
Además de los refrigerios básicos, estas tiendas o cigarrerías proveen una creciente oferta de servicios, incluyendo lavandería, reservaciones para trenes y conciertos, pagos de multas y servicios públicos, comidas calientes y lugares para dejar el correo y recoger libros. Además entregan a domicilio todo tipo de cosas: desde refrigeradores hasta banquetes de varios platillos.
Las tiendas avanzan hombro con hombro en zonas urbanas como Taipéi. Pero cuando uno visita Alishan Mountain o vuela a las remotas islas taiwanesas de Penghu, encontrará al menos algunos de estos negocios resplandecientes que saludan a los clientes con un timbre que empieza a sonar cuando se llega a la puerta y los dependientes que repiten “huanying guanglin, huanying guanglin” (“bienvenido, bienvenido”) cada vez que un pie cruza el umbral.
La abundancia de estas tiendas en Taiwán ha generado un profundo fervor en la población. Tanto es así que este año cientos de personas pagaron hasta US$46 por un asiento en un teatro de Taipéi para ver una obra musical sobre la mascota de 7-Eleven en el país, Open-Chan (su nombre proviene de la operación de 24 horas de 7-Eleven).
La empresa promociona a Open-Chan, un perro extraterrestre del planeta Open, como “el primer vocero de caricatura en la industria minorista de minisupermercados de Taiwán”. También cuenta con un álbum musical, un centro comercial y un parque de diversiones que lleva su nombre.
La mascota de 7-Eleven sumó obras musicales a su repertorio con “La Gran Aventura del Planeta Mágico”. En el musical, Open-Chan se mueve con sus acompañantes al son de letras como “las palabras mágicas son Open, Open, Open”.
“Simplemente quiero mucho a Open-Chan”, dijo Huang Shulin, una maestra de Taipéi, en una de las funciones. “Colecciono todo lo que tenga su cara. Muñecas. Bolígrafos”.
Aunque los obsequios de las tiendas a menudo son considerados de bajo nivel, los minisupermercados de Taiwán han ascendido a niveles de prestigio más altos.
Un viernes reciente, Richard Kao, empresario de Taipéi, compró enormes cantidades de comida en un 7-Eleven con el fin de obtener suficientes stickers para ganarse un despertador de edición limitada. “Quiero 20 despertadores”, le dijo Kao al dependiente. “Compraré lo que sea necesario para obtenerlos”. Kao dijo que planeaba regalar los despertadores a sus clientes.
El motivo por el que a los taiwaneses les gustan tanto los minisupermercados sigue siendo tema de debate. Según un argumento, la fascinación se remonta a la tienda general de Taiwán, un fenómeno muy establecido antes de que la isla se convirtiera en una potencia económica moderna. Otros afirman que viene del estilo de vida activo de los taiwaneses, que debido a la tendencia de trabajar mucho viven solos y no saben cocinar.
“Muchos de nuestros clientes son mujeres solteras que trabajan”, explica Wang Fei-Chen, director comercial del departamento de comida fresca en 7-Eleven de Taiwán.
Yen-Fen Tseng, profesora de sociología en la Universidad Nacional de Taiwán, dice que los minisupermercados son populares porque se han arraigado como parte de las comunidades en todos los barrios.
“Las tiendas convenientes funcionan como una entrada a la comunidad”, afirma. “Son comparables al templo del pueblo en el pasado”.
Cualquiera que sea el motivo, son fenómenos culturales arraigados que resuenan. Un video de Family Mart de Taiwán de niños que pretenden trabajar como dependientes en estas tiendas alcanzó más de 2,5 millones de vistas.
Debido a la pasión por los minisupermercados en Taiwán, se podría pensar que abrir un local de estos es lo suficientemente fácil. No obstante, ejecutivos del sector dicen que la competencia es feroz, los márgenes son estrechos y las innovaciones se copian rápidamente.
Hay una batalla constante para mantenerse al ritmo en cuanto a la oferta y la conveniencia. Cuando 7-Eleven Taiwán anunció que vendería televisores planos a la medida el año pasado, Family Mart rápidamente lanzó sus propios aparatos.
Sin embargo, estos negocios tienen sus límites. “En un momento dado, ofrecimos sándwiches de desayuno al gusto preparados al momento”, cuenta Alex Chao, gerente administrativo de la tercer mayor cadena de tiendas de conveniencia de Taiwán, Hi-Life. “Pero tuvimos que dejar de hacerlos. Fueron tan apetecidos que las filas se volvieron muy largas. Y entonces ya no era conveniente”.
Todos los días, Yata Wang visita un minisupermercado para el desayuno. Regresa después del almuerzo en busca de algún postre. Después, el té de la tarde. Luego, un snack para la noche.
“Los minisupermercados son como el arroz con carne de cerdo”, asevera Wang, un vendedor de arte en Taipéi en referencia a un plato típico de Taiwán. “Están en todos lados pero uno sigue anhelando su sabor”.
Esta clientela apasionada y de alta frecuencia es habitual aquí, y con razón. Los minisupermercados de Taiwán son de los más útiles del mundo.
Además de los refrigerios básicos, estas tiendas o cigarrerías proveen una creciente oferta de servicios, incluyendo lavandería, reservaciones para trenes y conciertos, pagos de multas y servicios públicos, comidas calientes y lugares para dejar el correo y recoger libros. Además entregan a domicilio todo tipo de cosas: desde refrigeradores hasta banquetes de varios platillos.
Las tiendas avanzan hombro con hombro en zonas urbanas como Taipéi. Pero cuando uno visita Alishan Mountain o vuela a las remotas islas taiwanesas de Penghu, encontrará al menos algunos de estos negocios resplandecientes que saludan a los clientes con un timbre que empieza a sonar cuando se llega a la puerta y los dependientes que repiten “huanying guanglin, huanying guanglin” (“bienvenido, bienvenido”) cada vez que un pie cruza el umbral.
La abundancia de estas tiendas en Taiwán ha generado un profundo fervor en la población. Tanto es así que este año cientos de personas pagaron hasta US$46 por un asiento en un teatro de Taipéi para ver una obra musical sobre la mascota de 7-Eleven en el país, Open-Chan (su nombre proviene de la operación de 24 horas de 7-Eleven).
La empresa promociona a Open-Chan, un perro extraterrestre del planeta Open, como “el primer vocero de caricatura en la industria minorista de minisupermercados de Taiwán”. También cuenta con un álbum musical, un centro comercial y un parque de diversiones que lleva su nombre.
La mascota de 7-Eleven sumó obras musicales a su repertorio con “La Gran Aventura del Planeta Mágico”. En el musical, Open-Chan se mueve con sus acompañantes al son de letras como “las palabras mágicas son Open, Open, Open”.
“Simplemente quiero mucho a Open-Chan”, dijo Huang Shulin, una maestra de Taipéi, en una de las funciones. “Colecciono todo lo que tenga su cara. Muñecas. Bolígrafos”.
Aunque los obsequios de las tiendas a menudo son considerados de bajo nivel, los minisupermercados de Taiwán han ascendido a niveles de prestigio más altos.
Un viernes reciente, Richard Kao, empresario de Taipéi, compró enormes cantidades de comida en un 7-Eleven con el fin de obtener suficientes stickers para ganarse un despertador de edición limitada. “Quiero 20 despertadores”, le dijo Kao al dependiente. “Compraré lo que sea necesario para obtenerlos”. Kao dijo que planeaba regalar los despertadores a sus clientes.
El motivo por el que a los taiwaneses les gustan tanto los minisupermercados sigue siendo tema de debate. Según un argumento, la fascinación se remonta a la tienda general de Taiwán, un fenómeno muy establecido antes de que la isla se convirtiera en una potencia económica moderna. Otros afirman que viene del estilo de vida activo de los taiwaneses, que debido a la tendencia de trabajar mucho viven solos y no saben cocinar.
“Muchos de nuestros clientes son mujeres solteras que trabajan”, explica Wang Fei-Chen, director comercial del departamento de comida fresca en 7-Eleven de Taiwán.
Yen-Fen Tseng, profesora de sociología en la Universidad Nacional de Taiwán, dice que los minisupermercados son populares porque se han arraigado como parte de las comunidades en todos los barrios.
“Las tiendas convenientes funcionan como una entrada a la comunidad”, afirma. “Son comparables al templo del pueblo en el pasado”.
Cualquiera que sea el motivo, son fenómenos culturales arraigados que resuenan. Un video de Family Mart de Taiwán de niños que pretenden trabajar como dependientes en estas tiendas alcanzó más de 2,5 millones de vistas.
Debido a la pasión por los minisupermercados en Taiwán, se podría pensar que abrir un local de estos es lo suficientemente fácil. No obstante, ejecutivos del sector dicen que la competencia es feroz, los márgenes son estrechos y las innovaciones se copian rápidamente.
Hay una batalla constante para mantenerse al ritmo en cuanto a la oferta y la conveniencia. Cuando 7-Eleven Taiwán anunció que vendería televisores planos a la medida el año pasado, Family Mart rápidamente lanzó sus propios aparatos.
Sin embargo, estos negocios tienen sus límites. “En un momento dado, ofrecimos sándwiches de desayuno al gusto preparados al momento”, cuenta Alex Chao, gerente administrativo de la tercer mayor cadena de tiendas de conveniencia de Taiwán, Hi-Life. “Pero tuvimos que dejar de hacerlos. Fueron tan apetecidos que las filas se volvieron muy largas. Y entonces ya no era conveniente”.