11/11/2024
02:23 AM

La Justicia de EE.UU. deja contra la espada y la pared a Argentina

Argentina tiene hasta fin de mes para alcanzar un acuerdo con los acreedores rebeldes, o no hacer el próximo pago de su deuda, que vence el 30 de junio, y caer de nue­vo en cese de pagos.

Nueva York, Estados Unidos.

La Corte Suprema de Esta­dos Unidos asestó a Argentina un duro golpe en su larga bata­lla contra un reducido grupo de acreedores en una decisión que podría sentar las bases para que el país sudamericano se declare en cesación de pagos por segun­da vez desde 2001.

Los jueces rechazaron el lunes la apelación de Argentina contra una decisión de un tribunal infe­rior que determinó que el país no puede pagar los nuevos bonos que emitió para reestructurar su deuda en 2005 y 2010 si al mismo tiempo no les paga a los fondos de cobertura que se negaron a acep­tar los nuevos títulos con una re­ducción de sus acreencias tras la cesación de pagos de 2001.

Ahora, Argentina tiene hasta fin de mes para alcanzar un acuerdo con los acreedores rebeldes, o no hacer el próximo pago de su deuda, que vence el 30 de junio, y caer de nue­vo en cese de pagos.

El fallo estremeció los mer­cados argentinos, pero tuvo es­casas repercusiones más allá de sus fronteras, lo que refleja el aislamiento del país del sistema financiero global. Los precios de ciertos bonos argentinos llegaron a caer 10% mientras que el Merval, el principal índice de la Bolsa de Buenos Aires, perdió 10%.

La decisión judicial constituye un giro fundamental en una amar­ga disputa del gobierno argenti­no contra unos pocos fondos de cobertura con amplios recursos a su disposición que han sido in­flexibles en su insistencia de reci­bir un pago total por sus activos.

Los inversionistas han seguido el caso de cerca puesto que puede sentar un precedente legal para futuras reestructuraciones de deuda soberana, así como para evaluar la capacidad de Argenti­na de regresar a los mercados de capitales para aliviar la escasez de dólares en el país.

A medida que la disputa ha recorrido los vericuetos del sis­tema judicial estadounidense, los gestores de fondos también han comprado y vendido bonos de Argentina, beneficiándose de las violentas oscilaciones en los precios de los títulos que se pro­ducían después de cada giro.

Los fondos de cobertura rebeldes han llegado a extremos para recupe­rar su dinero. Los acreedores in­tentaron confiscar el avión pre­sidencial en 2007. NML Capital Ltd., que es parte de Elliott Ma­nagement Corp., logró que la jus­ticia de Ghana retuviera en 2012 y durante 76 días la Fragata Liber­tad, buque escuela de la Armada Argentina, y ha tratado de impe­dir que el país lance un par de sa­télites al espacio.

La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se ha negado a negociar con los acreedores a los que ha catalo­gado de “buitres”.

Kirchner tiene ahora por de­lante un menú limitado de op­ciones políticamente difíciles de digerir. Por una parte, puede pagarles lo que les adeuda a los fondos de cobertura, negociar un pacto con ellos o anunciar una ce­sación de pagos a fin de mes. Al cierre de esta edición el país espe­raba un mensaje de Kirchner por cadena nacional.

“El proceso judicial en Estados Unidos se acabó”, asevera Mar­co Schnnabl, socio del estudio Skadden, Arps, Slate, Meagher & Flom LLP. “Lo que ocurra a partir de ahora es un tema político”.

Durante su crisis institu­cional y financiera de 2001, Argentina se declaró en cesa­ción de pagos por alrededor de US$100.000 millones de su deu­da. En 2005, y luego en 2010, a cambio de los bonos que no pagó el país ofreció a los tene­dores un nuevo título con valo­res equivalentes a 36 centavos por cada dólar de la deuda ori­ginal. Entre los dos canjes, Ar­gentina alcanzó un acuerdo con acreedores por cerca de 93% de la deuda en default.

Además de decidir no tomar en cuenta la apelación de Argen­tina, en otra decisión relacionada la Corte Suprema estadouniden­se falló que NML puede tener ac­ceso a los registros bancarios de Argentina sobre sus activos inter­nacionales. NML trata de cobrar los fallos judiciales vinculados a la cesación de pagos.

La decisión representa una clara victoria para los fondos de cobertura que han estado luchan­do contra Argentina, un grupo que incluye a Elliott así como a Aure­lius Capital Management LP al re­ducir las probabilidades de que al­cancen un acuerdo con Argentina, dijo una fuente cercana.

NML indicó en un comunica­do emitido después del fallo que “es hora de que Argentina honre sus compromisos con los acree­dores, lo que beneficiaría no sólo a la economía de Argentina sino a su prestigio internacional”.

A menos que Argentina esté dispuesta a negociar un acuerdo con los fondos acreedores, podría no hacer un pago de los bonos a 30 años que vence el 30 de junio. De ocurrir, eso marcaría la segun­da cesación de pagos en 13 años y podría afectar los US$54.800 mi­llones de deuda argentina en cir­culación, dijeron analistas.

“Es el escenario más negativo que podría haber ocurrido” para Argentina, dice Peter Lannigan, director ejecutivo de la firma de valores CRT Capital Group LLC.

Pese a los aprietos financie­ros de Argentina, los inversionis­tas oportunistas se han sentido atraídos por los jugosos retornos que ofrece su deuda soberana, que son altos en relación a los de otros países para compensar el mayor riesgo que representa el país. La apuesta rindió frutos el año pasado, cuando los bonos argentinos en el Índice de Bonos de Mercados Emergentes de J.P. Morgan anotaron un retorno de 19%, mientras que el índice más amplio cayó 6,6%.

Algunos tenedores de los bo­nos reestructurados de Argenti­na creen que el país conseguirá más tiempo y evitará una nue­va cesación de pagos. “La pro­babilidad de un default técnico se exagera”, dice Diego Ferro, codirector de inversión de Gre­ylock Capital, un especialista en deuda en problemas que gestio­na US$850 millones y posee una variedad de deuda argentina. “No creo que ocurra”.

Henry Weisburg, socio y abo­gado litigante internacional en el bufete de abogados Shearman & Sterling LLP, dice que el caso po­dría tener un impacto impercepti­ble sobre otros bonos fuera de Ar­gentina porque la situación de ese país es única. “Va a ser muy raro que alguien se ponga a sí mismo en esta situación”, afirma. “Esta es, al menos por el momento, una regla de Argentina”.