La mora de los abonados de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (Enee) se disparó en más del 25% el año anterior.
El último informe de Manitoba Hydro International (MHI) de diciembre del año pasado indica que de enero a noviembre de 2020, la morosidad subió de L9,404 a L11,790 millones, equivalente a un aumento de 2,386 millones y 25.4%.
La principal explicación de ese comportamiento de la mora es el creciente saldo de la deuda de los usuarios residenciales durante el periodo analizado.
Además
1- Reducir las pérdidas de energía y la recuperación de la mora de la estatal es una de las exigencias de los organismos financieros internacionales.
2- En mayo de 2020 el Congreso Nacional autorizó la colocación de 600 millones de dólares en bono soberano para pagar pasivos de la Enee. |
Los clientes residenciales de la Enee han justificado la situación de atrasos de pago por la pérdida de sus empleos derivada de las medidas de contención del coronavirus en el país.
A lo anterior se agregan los daños provocados por las tormentas Eta y Iota en noviembre del año anterior, sobre todo en la zona noroccidental del país.
Datos de la Enee revelan que de los 1,909,993 clientes, el 92.5% corresponden al sector residencial, o sea 1,766,350.
En cuanto a los ingresos por venta de energía, los abonados residenciales aportan entre 45% y 47%.
El segundo sector que también contribuyó con el aumento a la mora de la Enee es el Gobierno, al crecer de 2,840 a 3,228 millones de lempiras, equivalente a 388 millones más.
Leve crecimiento
Para 2022 también mejoró levemente sus pronósticos para Latinoamérica con un alza de 0,2 puntos porcentuales a 2,9%.
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El sector comercial es el tercer mayor deudor con 2,789 millones de lempiras, superior en 465 millones respecto a enero de 2020, cuando la mora alcanzó 2,324 millones.
La reducción de la mora es una de las obligaciones contractuales de EEH, la que está sujeta al pago de un honorario por la deuda recuperada.
La estatal eléctrica arrastra deudas superiores a los 65,000 millones de lempiras y las pérdidas técnicas y no técnicas superan el 30% de la producción de energía.