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Gobierno y productores discrepan sobre escasez

  • 25 febrero 2011 /

Si existe o no la amenaza de una emergencia alimentaria, depende de a quién se le pregunte.

    Si existe o no la amenaza de una emergencia alimentaria, depende de a quién se le pregunte.

    Ante las recientes quejas de campesinos de diversos puntos del país, autoridades de Agricultura y productores parecen tener opiniones discrepantes al respecto.

    Por un lado, representantes de Gobierno desestiman que la situación sea tan grave como se ha sugerido en diversos medios de comunicación, aceptando que se trata principalmente de “rumores” encaminados a crear una ola especulativa a fin de empujar un alza artificial de precios.

    “Muchos de los rumores son impulsados por acaparadores que pretender generar inestabilidad en el mercado”, expresó Jacobo Regalado, ministro de Agricultura y Ganadería, al consultársele sobre esta situación.

    El funcionario añadió que los especuladores se aprovechan de aquellos ambientes en los que se prevén carestías y acaparamientos, como una forma de manipulación de las leyes de la oferta y la demanada en su propio beneficio. “Por eso tratamos de llamar a la responsabilidad a las personas, a voceros de productores y del Gobierno para manejar el tema con mucha cautela, no para ocultar verdades, sino para que aquella persona que vaya a sacar crédito a la pulpería no se vea afectado por condiciones artificiales, creadas por personas inescrupulosas que pretenden llevar agua a su propio molino”, dijo Regalado sobre el escenario que se ha planteado en los últimos días.

    Escasez

    Lo cierto es que no puede negarse que en los mercados se ha registrado un continuo aumento de precios en los productos de la canasta básica, responsables en gran parte de los niveles de inflación que se han registrado en los últimos meses.

    Por otro lado, también resulta cierto que los productores han tenido graves pérdidas en sus cultivos como consecuencia de los fenómenos climáticos.

    Wilfredo Galo, miembro de la Asociación Nacional de Productores de Granos, Prograno, refirió que cosechas como la de frijol han afrontado tales pérdidas que la producción nacional ya no resulta suficiente, por lo que se tendrá que recurrir a la importación para cubrir la demanda durante el período comprendido entre la siembra de primavera, entre abril y mayo, y la cosecha, que se da entre agosto y septiembre.

    “La producción de frijoles fue afectada por el exceso de lluvias en la cosecha de primavera, y la de postrera se perdió por sequía”, refirió Galo.

    El productor indica que se han importado unos 38,000 quintales de frijoles desde el exterior, en un esfuerzo por hacer frente a la escasez que se registra en el país. Las autoridades aseguran que la importación no sobrepasa los 20,000 quintales.

    Plagas

    Otro problema que han tenido que afrontar los productores agrícolas se relaciona con plagas como la del insecto Bactericera Cockerelli, llamado paratrioza, que en el caso particular de la papa ha puesto a centenares de productores en una situación precaria en zonas como el departamento de Intibucá, donde se concentra la mayor parte de la producción de este producto.

    Un productor de papa de la zona de Intibucá hizo cálculos que “indican que hay de un 20 a 25 por ciento de pérdidas por la paratrioza, pero pueda ser que aumenten, dependiendo de la aplicación de medidas de control”.

    El agricultor continuó diciendo: “Creemos que hasta marzo o abril no habrá problemas, pero cuando las temperaturas son más altas, el ciclo de la plaga se hace más corto y hay mayor generación de insectos. Creemos que puede haber dificultades, pero que con la asistencia técnica y los acuerdos se aborda en conjunto el problema de la paratrioza”.

    Sobre este tema, Jacobo Regalado, ministro de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, SAG, comentó: “En el caso de los productores de papa estamos trabajando con la paratrioza con medidas que permitan controlarla para garantizar la productividad y los ingresos de quienes se dedican a esta actividad”.

    El funcionario también hizo referencia a los daños ocasionados por la enfermedad llamada Huanlongbin, también conocida como enverdecimiento de los cítricos, para cuyo control existe un programa implementado en conjunto con las alcaldías de las zonas productoras, por lo que, según Regalado, el impacto de la enfermedad en la industria naranjera ha sido mínimo.

    Sin embargo, el principal problema del agro es que en el mercado actual resulta mucho más sencillo importar que producir, lo cual en un país eminentemente agrícola como Honduras podría generar innumerables dificultades.