Fráncfort, Alemania.
Los precios al consumidor registraron una caída anual en Europa por primera vez desde los momentos álgidos de la crisis financiera hace más de cinco años, abriendo un nuevo capítulo en la lucha del continente por salir de una prolongada postración económica.
La noticia intensifica la presión para que el Banco Central Europeo haga todo lo que esté a su alcance para elevar la inflación hacia su meta de 2% anual y aumenta la probabilidad de que en la reunión prevista para el 22 de enero el ente apruebe la compra de grandes montos de deuda soberana.
La caída de 0,2% en los precios al consumidor acumulada entre diciembre de 2013 y diciembre de 2014 se atribuyó principalmente al descenso de la energía, lo que sugiere que la inflación puede seguir a la baja en los meses venideros. Eso despierta el fantasma de la deflación, una caída sostenida de los precios que puede desincentivar el consumo y la inversión, además de dificultar el pago de la deuda.
La cotización del crudo prosiguió su derrumbe el miércoles cuando el petróleo Brent, la principal referencia del mercado global, cayó brevemente por debajo de los US$50 el barril por primera vez desde 2009. Los precios han perdido más de 50% en los últimos meses debido el exceso de producción y el debilitamiento de la demanda.
De todos modos, el descenso en la cotización del crudo junto con el debilitamiento del euro en los mercados de divisas podrían ofrecer un impulso modesto a la alicaída zona euro.
Los consumidores y las empresas europeas, que dependen mucho de las importaciones de energía y las exportaciones de bienes, figuran entre los principales beneficiarios del abaratamiento del petróleo y el encarecimiento del dólar.
“Hay algunos beneficios” provenientes de la caída en los precios, señala Jonathan Loynes, economista de la consultora Capital Economics. De todos modos, los aspectos negativos como el efecto de amortiguación sobre los salarios y los mayores costos de la deuda “tienen el potencial de superar los aspectos positivos”, advirtió.
La caída anual de 0,2% de los precios al consumidor divulgada el miércoles por la agencia de estadísticas de la Unión Europea excedió las previsiones de los economistas y constituyó el primer descenso desde octubre de 2009.
La inflación ha permanecido por debajo de 0,5% desde julio de 2014, lo que amenaza la credibilidad de los esfuerzos del BCE para alcanzar la estabilidad de precios. Al excluir los alimentos, la energía y otros precios volátiles, la inflación básica subió 0,8% en diciembre frente al mes previo.
El euro retrocedió tras conocerse la noticia y alcanzó un mínimo de nueve años frente al dólar. Se prevé que esto, a la larga, eleve la inflación debido a los mayores precios de las importaciones.
La Comisión Europea le restó importancia a la severidad de la caída y subrayó que la zona euro no afronta la clase de deflación que amenaza las ganancias de las empresas, los salarios y el gasto.
“Nos gustaría destacar la diferencia entre deflación y cifras de inflación pasajeramente negativas”, afirmó la vocera de la entidad, AnnikaBreidhardt, quien añadió que el brazo ejecutivo de la Unión Europea anticipa que la “inflación baja continuará a corto plazo para luego repuntar una vez que la economía cobre fuerza paulatinamente y aumentan los salarios”.
No obstante, el bloque monetario tiene problemas para poner en marcha las políticas necesarias para producir una recuperación más robusta, capaz de generar empleos y que pueda aumentar los precios. Buena parte de la región es aquejada por un alto índice de desempleo, un entorno poco propicio para la inversión e incertidumbre geopolítica.
En Estados Unidos y Gran Bretaña, en cambio, la inflación se ubica más cerca de la meta de 2% que los bancos centrales consideran óptima.
“El bajo nivel actual de los precios del petróleo y la apreciación del dólar son, en general, acontecimientos positivos para la economía europea”, señala Hans Lampert, director general de finanzas del fabricante alemán de tractores Claas KGaA mbH. Sin embargo, “la incertidumbre política en Rusia y Ucrania, además del estancamiento en países como Francia, han ensombrecido el panorama”.
El impacto económico del abaratamiento de la energía varía según el país. España y Alemania son los mayores beneficiados, según el economista de BNP Paribas Luigi Speranza, quien estima que un descenso de US$10 por barril suma 0,6% y 0,5% a su Producto Interno Bruto, respectivamente. Si las empresas y las familias prevén que el descenso de la inflación será temporal, el efecto es positivo, en particular en el caso de las compañías que importan mucho petróleo y otras materias primas.
“La deflación es la ley del negocio automotor”, dice Michel Favre, director general de finanzas del fabricante francés de autopartes Faurecia SA, que ha reducido los precios en hasta 1,5% al año para no perder competitividad. El ejecutivo espera que los menores precios de los plásticos y los metales lo ayuden a mantener los costos a raya y que el declive en los precios del combustible estimule la demanda.
Paolo de Cesare, presidente ejecutivo de la cadena minorista francesa Printemps, prevé un alza de las ventas en 2015, gracias a la devaluación del euro. El ejecutivo calcula que las compras de los turistas compensen la menor demanda de los consumidores franceses.
Se espera que la respuesta del BCE al descenso en los precios incluya compras a gran escala de bonos soberanos, financiadas parcialmente con nuevas reservas creadas para aumentar la circulación del dinero en la economía. La política, conocida como relajamiento cuantitativo, ha sido usada por los bancos centrales de EE.UU., Gran Bretaña y Japón.
Los precios al consumidor registraron una caída anual en Europa por primera vez desde los momentos álgidos de la crisis financiera hace más de cinco años, abriendo un nuevo capítulo en la lucha del continente por salir de una prolongada postración económica.
La noticia intensifica la presión para que el Banco Central Europeo haga todo lo que esté a su alcance para elevar la inflación hacia su meta de 2% anual y aumenta la probabilidad de que en la reunión prevista para el 22 de enero el ente apruebe la compra de grandes montos de deuda soberana.
La caída de 0,2% en los precios al consumidor acumulada entre diciembre de 2013 y diciembre de 2014 se atribuyó principalmente al descenso de la energía, lo que sugiere que la inflación puede seguir a la baja en los meses venideros. Eso despierta el fantasma de la deflación, una caída sostenida de los precios que puede desincentivar el consumo y la inversión, además de dificultar el pago de la deuda.
La cotización del crudo prosiguió su derrumbe el miércoles cuando el petróleo Brent, la principal referencia del mercado global, cayó brevemente por debajo de los US$50 el barril por primera vez desde 2009. Los precios han perdido más de 50% en los últimos meses debido el exceso de producción y el debilitamiento de la demanda.
De todos modos, el descenso en la cotización del crudo junto con el debilitamiento del euro en los mercados de divisas podrían ofrecer un impulso modesto a la alicaída zona euro.
Los consumidores y las empresas europeas, que dependen mucho de las importaciones de energía y las exportaciones de bienes, figuran entre los principales beneficiarios del abaratamiento del petróleo y el encarecimiento del dólar.
“Hay algunos beneficios” provenientes de la caída en los precios, señala Jonathan Loynes, economista de la consultora Capital Economics. De todos modos, los aspectos negativos como el efecto de amortiguación sobre los salarios y los mayores costos de la deuda “tienen el potencial de superar los aspectos positivos”, advirtió.
La caída anual de 0,2% de los precios al consumidor divulgada el miércoles por la agencia de estadísticas de la Unión Europea excedió las previsiones de los economistas y constituyó el primer descenso desde octubre de 2009.
La inflación ha permanecido por debajo de 0,5% desde julio de 2014, lo que amenaza la credibilidad de los esfuerzos del BCE para alcanzar la estabilidad de precios. Al excluir los alimentos, la energía y otros precios volátiles, la inflación básica subió 0,8% en diciembre frente al mes previo.
El euro retrocedió tras conocerse la noticia y alcanzó un mínimo de nueve años frente al dólar. Se prevé que esto, a la larga, eleve la inflación debido a los mayores precios de las importaciones.
La Comisión Europea le restó importancia a la severidad de la caída y subrayó que la zona euro no afronta la clase de deflación que amenaza las ganancias de las empresas, los salarios y el gasto.
“Nos gustaría destacar la diferencia entre deflación y cifras de inflación pasajeramente negativas”, afirmó la vocera de la entidad, AnnikaBreidhardt, quien añadió que el brazo ejecutivo de la Unión Europea anticipa que la “inflación baja continuará a corto plazo para luego repuntar una vez que la economía cobre fuerza paulatinamente y aumentan los salarios”.
No obstante, el bloque monetario tiene problemas para poner en marcha las políticas necesarias para producir una recuperación más robusta, capaz de generar empleos y que pueda aumentar los precios. Buena parte de la región es aquejada por un alto índice de desempleo, un entorno poco propicio para la inversión e incertidumbre geopolítica.
En Estados Unidos y Gran Bretaña, en cambio, la inflación se ubica más cerca de la meta de 2% que los bancos centrales consideran óptima.
“El bajo nivel actual de los precios del petróleo y la apreciación del dólar son, en general, acontecimientos positivos para la economía europea”, señala Hans Lampert, director general de finanzas del fabricante alemán de tractores Claas KGaA mbH. Sin embargo, “la incertidumbre política en Rusia y Ucrania, además del estancamiento en países como Francia, han ensombrecido el panorama”.
El impacto económico del abaratamiento de la energía varía según el país. España y Alemania son los mayores beneficiados, según el economista de BNP Paribas Luigi Speranza, quien estima que un descenso de US$10 por barril suma 0,6% y 0,5% a su Producto Interno Bruto, respectivamente. Si las empresas y las familias prevén que el descenso de la inflación será temporal, el efecto es positivo, en particular en el caso de las compañías que importan mucho petróleo y otras materias primas.
“La deflación es la ley del negocio automotor”, dice Michel Favre, director general de finanzas del fabricante francés de autopartes Faurecia SA, que ha reducido los precios en hasta 1,5% al año para no perder competitividad. El ejecutivo espera que los menores precios de los plásticos y los metales lo ayuden a mantener los costos a raya y que el declive en los precios del combustible estimule la demanda.
Paolo de Cesare, presidente ejecutivo de la cadena minorista francesa Printemps, prevé un alza de las ventas en 2015, gracias a la devaluación del euro. El ejecutivo calcula que las compras de los turistas compensen la menor demanda de los consumidores franceses.
Se espera que la respuesta del BCE al descenso en los precios incluya compras a gran escala de bonos soberanos, financiadas parcialmente con nuevas reservas creadas para aumentar la circulación del dinero en la economía. La política, conocida como relajamiento cuantitativo, ha sido usada por los bancos centrales de EE.UU., Gran Bretaña y Japón.