No hubo necesidad de sufrir ni de llorar de emoción. Tampoco las ansias invadieron a los seleccionados catrachos porque todo estaba decidido. El sorpresivo triunfo de Cuba 2-1 sobre Canadá, en el preliminar, le había dado la clasificación a Honduras al Mundial Sub-17 de Nigeria, por lo que a los nuestros parecía no importarles ya el partido contra Estados Unidos. Se relajaron tanto que lo pagaron caro con una goleada de 3-0.
Acciones
Los dos equipos con boleto en mano saltaron a la grama artificial del estadio Caliente de Tijuana.
El equipo de las barras y las estrellas rápidamente tomó el control del partido con buena técnica individual y estricto ordenamiento en el terreno de juego.
No regalaban espacios y apretaban cuando tenían que hacerlo, sin exigirse demasiado porque el equipo hondureño les facilitaba el trabajo. Un once totalmente desconocido, que no se encontraba en el terreno de juego y se dedicaba a enviar balonazos a Anthony Lozano y Néstor Martínez, un regalo para los corpulentos zagueros estadounidenses.
Ese buen fútbol del rival no tardaría mucho en darle dividendos. Palodichuk, al minuto 27, aprovecharía un error del golero catracho Jesús Rivera que no pudo controlar un disparo suave para el 1-0.
Pero era sólo el comienzo porque, antes de finalizar el primer tiempo, los dirigidos por el colombiano Wilmer Cabrera volverían hacernos daño.
Esta vez, John McInerney con exquisito toque colocado en el borde del área pondría el balón en el ángulo del golero catracho. Sencillamente, un golazo.
La reacción de Honduras no se veía. Los jugadores empezaban a perder la calma y en sus rostros se mostraba la frustración ante un equipo evidentemente superior.
Qué decir de nuestro de nuestro gran capitán Anthony Lozano, uno de los referentes del torneo que le anotó un hat trick a Cuba. Todo el tiempo tuvo al menos dos marcas encima que casi no lo dejaron imponerse en el partido y terminó siendo relevado en el segundo tiempo. Los del Tío Sam seguían en su cometido de buscar la goleada y en el último minuto del primer tiempo reapareció la figura de Nicholas Palodichuk para el 3-0.
Un puntazo fuera del área y el golero Rivera no pudo llegarle a ese disparo esquineado. En el segundo tiempo, el conjunto hondureño mostró otra actitud. Se apoderó un poco más del balón, pero no tuvo la profundidad requerida y a eso habría que añadir el gran trabajo de recuperación de los estadounidenses, que tuvieron por lo menos dos claras para ampliar la ventaja, pero el meta catracho lo impidió.