Tres jugadas en el área, tres goles en la gran final de la Concacaf League. El artillero ecuatoriano Juan Luis Anangonó llegó al cuadro crema y en poco tiempo demostró que es un goleador: Motagua sufrió su fortaleza y hasta rebotaban los centrales del equipo hondureño cuando le marcaban.
Anangonó mide 1.85 m. y pesa 165 libras. Es una bestia en fuerza y potencia. Todos los volantes y laterales del Comunicaciones lo buscaron porque saben que cuando se levanta de cabeza o llega con fuerza al área, sus goles pueden aparecer. Y así sucedió en la gran final.
El sudamericano que jugó por Argentinos Júnior de Argentina, así como en el Beijing BSU de China, Chicago Fire de la MLS y la última experiencia en el Blooming de Bolivia, llegó a los Cremas y en la final le metió cuatro goles a los azules (uno en la ida y tres en la vuelta) y encendió la fiesta en el estadio Doroteo Guamuch Flores.
Durante los 90 minutos, el ecuatoriano fue un dolor de cabeza para los rivales ya que nunca pudieron frenarle y se convirtió en el hombre clave. En el torneo local todavía no ha despertado, apenas lleva cinco goles en 18 partidos, pero en el torneo de Concacaf se ha convirtió en un demoledor que terminó el sueño de los hondureños y sumó seis unidades en cinco duelos.
La defensa del Motagua nunca lo pudo frenar y el nombre de Anangonó nunca se borrará de la memoria del técnico Diego Vázquez que nuevamente se queda con un subcampeonato de Liga Concacaf, el tercero que deja escapar.