Cuando Nicolás Suazo habla de su padre, lo hace con palabras de amor, de orgullo, de un hijo al que se le inculcó la humildad y el valor por la vida. El exjugador de la Selección Nacional trata de encontrar consuelo en el legado que deja el patriarca de la familia Suazo-Velásquez y asume con entereza la perdida irreparable de Don Nico.
'El legado que deja es el fútbol, no lo practicó, pero le fascinaba. Cuando yo era pequeño, fue dirigente, precursor de la liga garífuna. Desde allí nos fue inculcando ese amor por el fútbol, tuvo la bendición de tener cuatro hijos jugadores, y por Marathón, todos tuvimos que pasar por allí, incluso David, que casi se queda. En ese momento unos dirigentes que decían eran contratistas se lo llevaron a Olimpia. Él quería que jugara con Marathón, pero cedió. Yo bromeaba con él, le decía que llegaba primero al estadio que los mismos árbitros (sonríe). Además nos inculcó a ser personas de bien, que primero tenían que estudiar y después jugar, eso era primordial', recuerda.
El exentrenador del Monstruo no se atrevió a darle la noticia a La Pantera, dejó esa responsabilidad a su hermano René. 'Él es quien se ha estado comunicando con él. Mi papá en octubre estuvo en Italia, allá sufrió un derrame, que prácticamente le había paralizado la parte derecha de su cuerpo. Estuvo en rehabilitación y regresó, pero tuvo el desenlace que todos conocemos'.
Y agregó: 'David está consternado. Él viene en el avión pensando miles de cosas'.
La historia que comenzó a labrar Don Nico y la familia Suazo desde que vivían en la 9 y 10 calle del populoso Barrio Medina dio un giro un 180 grados con la salida de David a Italia. A pesar del éxito de su hijo, é mantuvo la sencillez.
'El viejo siempre fue de bajo perfil, nunca se andaba jactando. Iba a Campisa y se sentaba a la par de cualquiera. Si no lo conocían de antemano, nunca se presentaba como el papá de David o Nicolás Suazo', contó.
'Hay muchos que dicen que los Suazo tienen dinero y no saben nuestra trayectoria. Empezamos en un barrio populoso (Barrio Medina 9 y 10 calle, tercera avenida). Mi papá tenía que ver cómo hacer para criar a ocho hijos, pero de cualquier manera salimos adelante. Cuando uno va de menos a más, puede valorar las cosas', siguió.
'Nicogol' también recordó algunas anécdotas referente a su padre. 'Lo último que puedo recordar fue cuando fuimos al Mundial de Sudáfrica en 2010. Pensé que no iba a aguantar por el frío que había, pero aguantó', dijo.
Su firmeza se mantiene aún cuando evoca esos últimos instantes en los que lo vio con vida. 'Fue un poco triste. Poco a poco dejó de respirar, gracias a Dios estábamos todos reunidos y por lo menos nos vio alrededor suyo. Tuvo una muerte tranquila, si cabe la expresión', cerró.