Madrid, España.
Cuatro veces intentó Cristiano sacar a su hijo de la perdición de la tecnología y cuatro veces fracasó. El niño, como todos los niños de su tiempo, está más pendiente del Minecraft que de su padre.
Fue una redención para el Real Madrid y una tarde de espectacular para Cristiano Ronaldo, autor de cuatro goles en un partido brillante, goleando (7-1) al Celta de Vigo en el estadio Santiago Bernabéu por la Liga española.
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Y la estampa era la conocida y habitual en el Bernabéu: Cristiano Ronaldo anotaba un tanto y se iba hacia la esquina que mira hacia su palco, dedicaba el gol a su madre y a su hijo y sonreía feliz. Solo que esta vez el pequeño no estaba por atender las hazañas de su famoso padre. Se entretenía con el celular y no hacía caso al partido.
Un gol detrás de otro, Cristiano Ronaldo exhibía la sonrisa del triufador, corría hacia el fondo y le brindaba el éxito a su familia. Saludaba eufórica mamá, Maria Dolores dos Santos, se regocijaba la estancia de amigos y familiares, pero el niño seguía enganchado: o no conseguía pasar de pantalla o el juego le había atrapado como a cualquier infante de la época.
 Cristiano Jr. estaba más entretenido con su celular.
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