San Pedro Sula, Honduras.
El Marathón recién comienza a recuperarse de una época marcada por deudas, huelgas y demandas. ¡Cuánto apuro económico pasaron los verdes! Seguramente, las finanzas de Marathón no serían las mismas si sus dirigentes o técnicos no hubiesen dejado ir dos grandes negocios, muchos millones.
El primero fue a finales de la década de los 90 del siglo pasado cuando por la sede verdolaga Nicolás Suazo, gran delantero verdolaga, apareció en la sede del club con su hermano menor David Suazo.
El largirucho delantero no logró impresionar al técnico del momento con su formidable velocidad y grandes zancadas.
Fue tildado de jugador normal. No pasó mucho tiempo para que David empezara a escribir la leyenda de la “Pantera” en el Mundial Sub-20 de Nigeria 99.
En Liga Nacional apenas tuvo tiempo para anotarle un doblete a Motagua; su destino era Italia. En aquel entonces dejó dos millones de dólares a las arcas del Olimpia.
Por si fuera poco, David se convirtió en el rey de la isla de Cerdeña y dos grandes de Italia estaban dispuestos a pagar muchos millones por él.
Hubo novela
Dos grandes de Italia, Milan e Inter, se disputaban los servicios de un catracho. Finalmente, David se decidió por los neroazzurros; es el jugador más caro en la historia del fútbol hondureño.
El Cagliari recibió más de 13 millones de dólares, aunque en un momento se habló de que el traspaso fue por 18 millones en moneda estadounidense.
CHOCO LOZANO
Lo cierto es que Olimpia recibió un 20% de esa transacción, otro dineral que pudo ir a las arcas verdes. Otra vez. Anthony Lozano, que será traspasado de los albos al Barcelona B de la segunda división de España, también estuvo en el campo verdolaga.
En sus años de adolescencia estuvo entrenando con el Marathón, pero un día decidió irse a las filas del Platense Júnior después de que lo culparon de una derrota en un juego de reservas.
Ahora, ese jugador está a punto de ser vendido en 1.3 millones de euros; ¡cuánto alivio traería esta cifra al presupuesto de Marathón!
Los dos grandes negocios que pasaron saludando por la sede del Monstruo seguro hubiesen resuelto buena parte de la crisis que el equipo vivió en los primeros años de esta década. Millones pasaron desapercibidos.
