Redacción.
Sentarse a la mesa es todo un ritual en el que no sólo la gastronomía es la protagonista, también el diseño de platos, tazas, cubiertos e incluso la propia mesa, pueden convertirse en estrellas de una experiencia que va más allá del paladar.
Por encima del placer de alimentarnos, los creatividad del diseño salta a la vista con la exploración de nuevas formas y continentes en los que deleitarnos también como comensales.
Gastronomía y diseño
Diseños para el placer culinario con los que descubrimos soluciones a problemas que la gastronomía ha ido planteando, y que ha ido solventando con inventos ingeniosos y divertidos a lo largo de su historia.
Cocina, mesa, comida o botellas de caldos, son algunos elementos a los que la tradición, la gastronomía, la ciencia, la vanguardia, el arte o la innovación han ayudado a evolucionar en su aspecto.
Durante dos años, de Tokio a Miami, pasando por Seúl, Toronto, Alburquerque, México DF o Madrid, la exposición “TAPAS. Spanish design for food” ha querido propiciar una iniciativa con la que demostrar que diseño y gastronomía están unidos, un cauce que la Central de Diseño de Matadero de Madrid (DIMAD) explora con la experiencia 'difood' donde se recogen propuestas en las que interactúan diseñadores y chefs de cocina, donde se innova y se renueva.
Comisariada por arquitecto y creador Juli Capella, 'Tapas...' muestra un aperitivo de las variadas aportaciones del diseño en la gastronomía a través de tres espacios: la cocina, la preparación y su instrumentos; la mesa, los objetos para la degustación del alimento y la comida, incluido el propio diseño de los alimentos.
Botellas botijo
Así nos encontramos con diseños típicos como botijos o porrones que ofrecen la manera de beber su contenido de una manera higiénica y que conviven con novedosas formas de hacer lo mismo pero en su versión actualizada. Tal es el caso del botijo con forma de botella de agua, incluidas las ondulaciones habituales del recipiente de plástico.
Un guiño a la tradición que se complementa con las creaciones de jóvenes que crean modernidad y vanguardia en exclusiva para célebres restaurantes como El Celler de Can Roca o para el negocio del chef Ferrán Adriá. Un kit de esferificación o un plato con movimiento forman parte de las propuestas más atrevidas.
Un caballete mínimo se puede transformar en una mesa para espacios reducidos, en la que no faltan ni las flores ni la cubitera para el vino en uno de sus costados. Todos ellos, platos y vasos incluidos, se sostienen con unos engarces metálicos a la zona central, tal es la propuesa “Cool Vie Boheme” (mesa con vajilla), de Daniel Gantes.
Nada que ver con la mesa-futbolín, diseño del cocinero José Andrés para su restaurante Jaleo, en Washington DC, una creación divertida a partir de una idea de Rafael Rodríguez.
Los exprimidores se transforman en especiales cuando hablamos de condimentar ensaladas o pescados gracias a “Citrus Spray”, un diseño creado por Alberto Arza y Joan Rojesky y producido por Léku, que incorpora un spray directamente al limón.
Antigoteo
Las célebres aceitera y vinagrera antigoteo de Rafael Marquina; el moderno estuche de cocción al vapor de Lekué; las cerámicas de Marre Moerel; creaciones de Patricia Urquiola o Jaime Hayón, o la versión actualizada de la bota de vino para deportistas, son algunas de las 250 piezas que se han exhibido en la exposición.
El diseño gráfico de las etiquetas, ha llevado hasta las vitrinas de la exposición cien botellas de vino español. Para albergar el caldo que tenemos en casa se presenta el botellero Otto, diseño de Ramírez i Carrillo, que se convierte en una atractiva opción.
Creadores como Martí Guixé ha dedicado parte de su obra a la gastronomía y han llegado a crear un menú de comida líquida “Embedded Drinks”; Antoni Miralda es un artista multidisciplinar que ideó un “Food Photocall”, un 'photocall' triangular con tres recetas de tapas típicas españolas que consigue que gastronomía y diseño se complementen.
Sentarse a la mesa es todo un ritual en el que no sólo la gastronomía es la protagonista, también el diseño de platos, tazas, cubiertos e incluso la propia mesa, pueden convertirse en estrellas de una experiencia que va más allá del paladar.
Por encima del placer de alimentarnos, los creatividad del diseño salta a la vista con la exploración de nuevas formas y continentes en los que deleitarnos también como comensales.
Gastronomía y diseño
Diseños para el placer culinario con los que descubrimos soluciones a problemas que la gastronomía ha ido planteando, y que ha ido solventando con inventos ingeniosos y divertidos a lo largo de su historia.
Cocina, mesa, comida o botellas de caldos, son algunos elementos a los que la tradición, la gastronomía, la ciencia, la vanguardia, el arte o la innovación han ayudado a evolucionar en su aspecto.
Durante dos años, de Tokio a Miami, pasando por Seúl, Toronto, Alburquerque, México DF o Madrid, la exposición “TAPAS. Spanish design for food” ha querido propiciar una iniciativa con la que demostrar que diseño y gastronomía están unidos, un cauce que la Central de Diseño de Matadero de Madrid (DIMAD) explora con la experiencia 'difood' donde se recogen propuestas en las que interactúan diseñadores y chefs de cocina, donde se innova y se renueva.
Comisariada por arquitecto y creador Juli Capella, 'Tapas...' muestra un aperitivo de las variadas aportaciones del diseño en la gastronomía a través de tres espacios: la cocina, la preparación y su instrumentos; la mesa, los objetos para la degustación del alimento y la comida, incluido el propio diseño de los alimentos.
Botellas botijo
Así nos encontramos con diseños típicos como botijos o porrones que ofrecen la manera de beber su contenido de una manera higiénica y que conviven con novedosas formas de hacer lo mismo pero en su versión actualizada. Tal es el caso del botijo con forma de botella de agua, incluidas las ondulaciones habituales del recipiente de plástico.
Un guiño a la tradición que se complementa con las creaciones de jóvenes que crean modernidad y vanguardia en exclusiva para célebres restaurantes como El Celler de Can Roca o para el negocio del chef Ferrán Adriá. Un kit de esferificación o un plato con movimiento forman parte de las propuestas más atrevidas.
Un caballete mínimo se puede transformar en una mesa para espacios reducidos, en la que no faltan ni las flores ni la cubitera para el vino en uno de sus costados. Todos ellos, platos y vasos incluidos, se sostienen con unos engarces metálicos a la zona central, tal es la propuesa “Cool Vie Boheme” (mesa con vajilla), de Daniel Gantes.
Nada que ver con la mesa-futbolín, diseño del cocinero José Andrés para su restaurante Jaleo, en Washington DC, una creación divertida a partir de una idea de Rafael Rodríguez.
Los exprimidores se transforman en especiales cuando hablamos de condimentar ensaladas o pescados gracias a “Citrus Spray”, un diseño creado por Alberto Arza y Joan Rojesky y producido por Léku, que incorpora un spray directamente al limón.
Antigoteo
Las célebres aceitera y vinagrera antigoteo de Rafael Marquina; el moderno estuche de cocción al vapor de Lekué; las cerámicas de Marre Moerel; creaciones de Patricia Urquiola o Jaime Hayón, o la versión actualizada de la bota de vino para deportistas, son algunas de las 250 piezas que se han exhibido en la exposición.
El diseño gráfico de las etiquetas, ha llevado hasta las vitrinas de la exposición cien botellas de vino español. Para albergar el caldo que tenemos en casa se presenta el botellero Otto, diseño de Ramírez i Carrillo, que se convierte en una atractiva opción.
Creadores como Martí Guixé ha dedicado parte de su obra a la gastronomía y han llegado a crear un menú de comida líquida “Embedded Drinks”; Antoni Miralda es un artista multidisciplinar que ideó un “Food Photocall”, un 'photocall' triangular con tres recetas de tapas típicas españolas que consigue que gastronomía y diseño se complementen.
 Exprimidor de cítricos Citrus Spray diseño de Alberto Arza y Joan Rojesky producido por Lékué.
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