El emblemático río Mekong, en el sur de Vietnam, se convierte en un enorme delta que lo transforma todo a su paso.
Los pequeños canales, los mercados flotantes y los arrozales son los principales atractivos de esta región a la que este afluente siempre acompaña.
Aunque resulta fácilmente accesible en autobús desde la Ciudad de Ho Chi Minh, esta zona se comprende mejor a bordo de un barco. Además, este ha sido el medio de transporte que los locales han utilizado durante siglos para desplazarse y comerciar, y que todavía hoy sigue marcando el ritmo de una región que vive en torno al agua.
Así, la mayoría de los viajeros llega hasta aquí a través de la ciudad de Can Tho, la más grande y mejor conectada de todo el delta. El principal atractivo de esta urbe, con una variada oferta gastronómica, son los mercados flotantes cercanos.
Para conocerlos, hay que levantarse igual de temprano que los locatarios y partir de Can Tho a las cinco y media de la mañana.
Si el cielo está despejado, al amanecer, durante el paseo en barca se obtienen unas vistas fantásticas a lo largo del Mekong. Incluso, se puede contemplar a los locales bañándose, limpiando la ropa o cocinando.
Después de más de una hora de recorrido se llega hasta el mercado flotante de Cai Rang, el más grande de todos.
Este es el lugar donde los campesinos de los pueblos cercanos acuden para vender sus mercancías, sobre todo frutas y verduras.
Cerca de 50 barcos de todos los tamaños se agolpan a orillas del río para intercambiar piñas, plátanos, sandías, limas, toronjas y cocos, entre otras muchas cosas. Una hermosa y tradicional estampa que atrae a viajeros de todo el mundo.
El río de los nueve dragones
Después de nacer en Tíbet, y pasar por China, Myanmar, Laos, Tailandia y Camboya, este río finaliza sus más de 4 mil kilómetros formando un enorme delta que deja a su paso decenas de afluentes, cientos de pequeños canales y una rica diversidad natural.
En vietnamita, al Mekong se le conoce como 'El río de los nueve dragones', algo que el viajero comprende mucho mejor al contemplar su sinuoso paso por la región.
Uno de los mejores sitios para adentrarse en este paraíso natural es Ben Tre, una pequeña localidad a orillas del río a la que hasta hace poco sólo se podía llegar en barco.
Aquí se deben probar los dulces de coco que las mujeres elaboran y empaquetan en pequeñas fábricas artesanales.
Los alrededores de Ben Tre también merecen la pena ser explorados, pero en motocicleta, el medio de transporte que da identidad a este país asiático.
Una vez en dos ruedas, se puede visitar el área entre Ben Tre y Tra Vinh, un recorrido de 70 kilómetros que sorprende por los puentes sobre el Mekong y los pequeños pueblos que parecen flotar en el agua.
En un momento de despiste, el viajero puede creer que se topó con una desordenada Venecia rodeada de vegetación salvaje.Casi en cada palmo de terreno se alcanza a ver a los locales plantando o recogiendo arroz, dependiendo de la época del año.
Los arrozales de color verde intenso, junto con los campesinos que portan sus cónicos sombreros de paja, acaban por conformar la imagen idílica que los occidentales solemos tener sobre esta región.
Una vez que se llega a la pequeña ciudad de Tra Vinh, de menos de 100 mil habitantes, se puede pasear bajo la sombra de sus frondosos árboles para comprobar la mezcla cultural en el delta.
Aquí existe todavía una importante comunidad de origen jemer y se pueden visitar más de 100 templos y pagodas budistas de estilo camboyano.
Aunque menor, también es visible la influencia china, ya que sus caracteres están presentes en los restaurantes de comida, en las puertas de algunas casas y en los ataúdes de los recién fallecidos.
En el centro de Tra Vinh se puede visitar la pagoda Ong, un animado centro religioso construido originalmente en el siglo 16 por migrantes del sur de China.
En la frontera con Camboya
Hacia el norte, Chau Doc es un destino muy popular para los viajeros que quieren continuar su viaje hacia Camboya.
Además de su conveniencia por encontrarse entre los dos países asiáticos, también merece la pena acercarse hasta esta diminuta localidad para visitar la montaña Sam, donde se puede entrar a una docena de pagodas, templos y santuarios budistas, algunos de ellos en las propias cuevas de la montaña.
El gran atractivo de la montaña Sam, sin embargo, son las espectaculares vistas desde la cima.
Otro atractivo de Chau Doc son las modestas casas flotantes en las proximidades del río, a las que los locales han añadido sencillas jaulas para los peces, que viven de forma natural bajo sus pies.
De esta forma, cuando quieren preparar la comida, lo único que tienen que hacer es abrir la jaula y tomar alguno, lo que es mucho más práctico que salir a pescar.
Chau Doc, además, sirve como pretexto para retomar fuerzas, visitar el vibrante mercado local y tomar las últimas delicias gastronómicas.
Porque no se puede abandonar el delta del Mekong sin disfrutar del café vietnamita, ya sea con hielo o con leche condensada, las dos formas más populares en todo el país.
Tampoco conviene perderse los tallarines de arroz, que suelen venir acompañados de carne, verduras y salsas locales. Además de los pescados y mariscos, como corresponde a una región dominada por el agua, que también son muy populares.
Desde Chau Doc se puede viajar fácilmente hasta la capital de Camboya, Phnom Penh. Pero, en lugar de cruzar la frontera en autobús, lo mejor es cambiar de país durante seis horas de recorrido por el Mekong.
Esta, sin duda, resulta la mejor despedida (o introducción) a una región que no se entendería sin la presencia de este río.
¿Baja Camboya?
Durante siglos, la actual región del delta del Mekong fue parte del imperio jemer (hoy Camboya), una civilización que entre los siglos 10 y 13 dominó gran parte del sudeste asiático.
El derrumbe paulatino del imperio jemer dio paso, poco a poco, a los vietnamitas, que a finales del siglo 17 ya controlaban la zona.
Cuando los franceses ocuparon la región en el siglo 19, no la incorporaron a la administración de Camboya, sino que la incluyeron en la Cochinchina, con capital en Saigón (actualmente Ciudad de Ho Chi Minh).
Todavía hoy, sin embargo, los camboyanos llaman a esta región 'Kampuchea Krom' (Baja Camboya).
Cuando los jemeres rojos llegaron al poder en 1975, lanzaron ataques contra los pueblos locales y reivindicaron la región como propia.
Esto provocó que, a finales de 1978, Vietnam invadiera Camboya y pusiera fin al gobierno de los jemeres rojos.
En la actualidad, el delta del Mekong está habitado por una mayoría étnica vietnamita, aunque todavía se pueden encontrar importantes comunidades de origen camboyano.
A pesar de que se adaptaron a las costumbres locales y hablan vietnamita, muchos mantienen su propio idioma, cultura y religión (budismo theravada en lugar del budismo mahayana), especialmente en las regiones de Soc Trang y Tra Vinh.
Naturalmente rico
La región del delta del Mekong se formó a partir de los sedimentos que este río fue dejando a su paso a lo largo de miles de años. La zona tiene el tamaño de Yucatán, pero cuenta con ocho veces más de habitantes, 17 millones.
Uno de los motivos es que, debido a las condiciones geográficas y climáticas, es la zona más fértil de todo Vietnam. Este país asiático es el segundo mayor exportador de arroz del mundo, y uno de los motivos más importantes está en el delta del Mekong.
Esta riqueza natural es reconocible a simple vista: el viajero difícilmente encontrará una hectárea de tierra sin cultivar y quedará sorprendido con los numerosos mercados que pueblan toda la región.
Un río de película
Los canales del Mekong, los paseos en barco y los animados puertos forman parte del decorado de la película El Amante (L´Amant, 1992), dirigida por el francés Jean-Jacques Annaud.
Basada en la novela autobiográfica de Marguerite Duras, el filme cuenta la apasionada historia de amor entre una francesa de 15 años y un hombre de negocios chino.
La pareja, interpretada por Jane March y Tony Leung Ka Fai, se conoce en un barco que cruza el río Mekong, un escenario inmediatamente reconocible por cualquiera que haya puesto un pie en el delta. En la tranquila ciudad de Sa Dec se rodaron algunas de las escenas de la película.
Una de las casas de estilo colonial que aparece en la cinta fue reconvertida en hostal y puede visitarse. Esta película fue la primera producción occidental rodada en Vietnam tras la reunificación del país en 1975.
El director tuvo que adaptarse a las condiciones impuestas por el gbierno vietnamita, por lo que las abundantes escenas de sexo tuvieron que ser rodadas en París.